La vida de Sharon Tate estuvo llena de melancolía desde un inicio al no poder arraigarse a ningún lugar, debido a que a su padre lo transferían constantemente por ser parte del Ejército de los Estados Unidos de América.
Una vez empezó a conocer el mundo del espectáculo, pasó por un proceso de sentirse "en casa" haciendo lo suyo, pero nunca a tal nivel como cuando conoció y se enamoró de Roman Polanski, el productor de Hollywood responsable de diversas películas de culto como Rosemary’s Baby.
Aunque al comienzo no se sintieron atraídos, cayeron en un remolino de emociones cuando comenzaron a conocerse mejor.
Una vez que se mudaron juntos, el cineasta perdió el interés en ella y su relación se centraba en los excesos que incluían drogas, alcohol y sexo desenfrenado. Todo esto según lo reseñado en el libro de Ed Sanders, Sharon Tate: A Life
En el mismo libro, Sanders reseña que presuntamente Polanski obligaba a su novia, que pocos meses después se convirtió en su esposa, a acostarse con sus amigos y también se grababa teniendo relaciones con ella, para luego reproducir estas cintas en las fiestas a las que asistía.
En ese entonces, Sharon le contó a sus amigos que estaba muy feliz por estar embarazada del amor de su vida, a pesar de que supuestamente él la rechazó siempre desde el momento en el que se enteró que sería padre.
Todos pensaban que ella sería feliz con su hijo, hasta que la familia Manson terminó con su vida y la de su más grande tesoro. El cuerpo de Tate fue sepultado con su bebé en brazos.