“No voy a decir que no deseé nunca ver, porque no sería cierto. Pero cuando me di cuenta de que nunca vería visualmente, me dije: ‘algo tengo que hacer’. Y entonces descubrí algo sensacional: el sonido está en todas partes”, suele decir Stevie Wonder, que nació ciego pero que nunca vivió esa condición como un impedimento para hacer música.
“A veces pienso que fui realmente bendecido con ser ciego, porque seguramente no duraría vivo un segundo si pudiera llegar a ver ciertas cosas”, bromeó más de una vez, Stevland Hardaway Judkins, mejor conocido como Stevie Wonder.
El astro de la imaginación sonora revitalizó la música al punto de convertirse en uno de los compositores vivos más influyentes del pop mundial, siendo instrumentista, productor, compositor y arreglista de sus discos.
A través de Wonder, el R&B, el soul y el funk, los tres géneros más populares de la cultura afroamericana en los años 70, pudieron plasmarse en verdaderas obras maestras como lo fueron sus discos Talking Book (1972), Innervisions (1973) y Songs in the key of life (1976).
“No siempre estoy componiendo algo en mi cabeza, aunque sí paso bastante tiempo pensando ideas musicales. Y cuando no se me ocurre nada simplemente me quedo en silencio, le pido a Dios una canción, y cada tanto una nueva sale”, cuenta con naturalidad el maravilloso genio de la música.
Setenta millones de copias vendidas, alrededor de 30 top ten hits, once números uno y 25 Grammys, dan pauta cuantitativa de ello. Sin embargo, Stevie asegura: “Los billetes no tienen sonido”.
Nacido en 1950 en Saginaw, un modesto pueblo de Michigan, Estados Unidos, Stevie Wonder tuvo una infancia marcada por la pobreza y las dificultades. De parto prematuro, el exceso de oxígeno que le proveía la incubadora le agravó un problema congénito que lo dejó ciego de por vida.
Actualmente tiene 68 años recién cumplidos el pasado 13 de mayo. Wonder ha grabado más de 30 éxitos de ventas y ha recibido 25 premios Grammy.