Es una de las figuras principales de la monarquía, que ha roto más récords como nunca antes y ha visitado más países que otro rey o reina. También posee más tiempo en mandato, pero por poco no se sienta en el codiciado trono inglés.
Fue el 21 de abril de 1926, cuando la entonces Princesa Elizabeth nació. Ocurrió durante el reinado de su padre George V. Era la tercera en fila detrás de su tío, el Príncipe Edward y de su propio padre, el Príncipe Albert.
En aquella ocasión, Edward era lo suficientemente joven como para casarse y tener un heredero. Por otro lado, el Príncipe Albert también podía haber anunciado la llegada de un hijo varón que asumiera antes que Elizabeth.
Con eso en mente, pasaron los primeros 10 años de su vida sin cambios. Seguía perteneciendo a la realeza británica pero a una escala menor… algo así como las hijas del Príncipe Andrew y la Duquesa de York, Sarah Ferguson: Beatrice y Eugenie.
Se vino lo inesperado, cuando el rey George V murió en 1936, ocupando Edward III el trono al cual renunció doce meses después, para poder casarse con Wallis Simpson, una socialité estadounidense divorciada, contra la opinión del Consejo del Gobierno Británico y la Iglesia de Inglaterra.
Como Edward no tenía hijos en aquel momento, su hermano Albert ascendió, eligiendo el nombre real George VI en honor a su difunto padre. Su hija Elizabeth, de 10 años, era la primera en la línea del trono.
El tiempo pasó y conocimos de su triste fallecimiento en 1952. Como heredera la coronaron según la ley, desafiando las expectativas para convertirse en una de las reinas más populares, respetadas y de larga data.
Con todo y sus tropiezos, fue poco probable que llegara a lo que es hoy en día… y siguió asombrando a la crítica una y otra vez.