El sueño de ser padres finalmente fue posible para Benjamin y Tina Gibson. Y es que la pareja de Tennessee (Estados Unidos) comenzó a hacer historia en 2017, tras el nacimiento de su hija Emma, nacida de un embrión que había sido congelado en octubre de 1992.
Las dificultades de la pareja para concebir comenzaron cuando a Benjamin, quien padece fibrosis quística, le explicaron que sería casi imposible concebir de manera natural. La pareja estuvo considerando la adopción, aunque luego optó por intentar ser padres mediante tratamientos de fertilidad.
Sin embargo, y decididos a agrandar la familia, el matrimonio adoptó a otro embrión, perteneciente a la misma donante y hermano biológico de Emma, que se había congelado al mismo tiempo. Suerte mediante, llegó al mundo Molly Everette Gibson, su segunda hija.
Su madre, Tina, dice que ella es un bebé ‘milagro’ para sus padres, pero también lo es para el campo de la medicina reproductiva. Y es que esta bebé ha nacido de un embrión que ha permanecido congelado casi 28 años, el mayor tiempo de conservación registrado nunca.
La curiosidad del asunto es que Molly ‘tendría’ 27 años, un año y medio menos que su madre, que ha dado luz a los 29 años. “Es algo bastante increíble de asimilar”, contó la mujer al diario The Post.
“Pero por lo que respecta a nosotros, Molly es nuestro pequeño milagro. Tenemos dos preciosas hijas que nunca pensamos que podríamos tener”, dijo Tina, emocionada.
La pareja está considerando volver a ampliar la familia, aunque en esta ocasión lo hará mediante la adopción, ya que no hay más embriones donados por los mismos padres biológicos. “Siempre les estaremos agradecidos”, afirmaron los felices padres sobre los donantes.
Fuente: lavanguardia.es