El actor y director Mel Ferrer fue un hombre entregado por completo a su famosa esposa Audrey Hepburn, aunque varias figuras cercanas a la pareja lo tildaron de "celoso, controlador y de vivir infeliz bajo la sombra de la enigmática estrella".
Hijo de un cirujano cubano y de una mujer de la alta sociedad de Manhattan, Ferrer de 36 años conoció a Audrey en sus veinte, cuando ella cautivaba a Broadway en el musical Gigi.
Gregory Peck los presentó en diciembre de 1953, después de haber actuado con la joven en el filme Roman Holiday, papel por el que ella ganó un merecido Oscar. Fue su primer marido y ella se convirtió en su tercera esposa.
Se casaron en Suiza 18 meses después. Pasaron la luna de miel en una casa de campo a 50 millas de Roma. Estuvieron juntos casi 15 años, pero cerca del final se habló de una infidelidad por parte de Hepburn. Pronto decidieron divorciarse.
Ferrer tuvo que enfrentar las acusaciones de ser "arbitrario" en las decisiones que sólo Audrey debía tomar.
“Mel usó el enamoramiento para gobernar a su esposa con puño de hierro. También sintió muchos celos, cuando su propia reputación profesional fue eclipsada por el estrellato de Audrey”, opinó el director Alfred Lunt.
La vida privada de Ferrer y Hepburn generó tantos rumores, que la actriz debió aclarar aquellos sacados “fuera de contexto”.
“Él me protegía y yo lo acepté. Él no actuaba en contra de mi carrera. En ocasiones sabía lo que me convenía, cuánto dinero debía recibir y siendo director vigilaba que tuviese un trato justo en las producciones”, comunicó la morocha.
Mel también puso un alto a tantas especulaciones diciendo: “La gente siempre pregunta cómo me siento en competencia con Audrey, pero yo no compito con ella. Cuando la dirijo en una película, estoy encantado de estar a un lado de la cámara y de tenerla frente a mí. Siempre intentamos tener dos carreras separadas, así lo hacemos”, insistió.
Por supuesto que Ferrer no logró que todos le creyeran. Por ejemplo, el actor Robert Flemyng, lanzó un dardo picantísimo en su contra: “Tristemente Mel no logró tanto éxito con sus producciones personales… y de algo estoy muy seguro: él no se sentía a gusto con ser el señor Hepburn”.