Uno de los capítulos de la serie de Luis Miguel en Netflix, que aborda su vida privada, artística y varios de sus incontables romances, tocó también el tema de la antigua y hermosa casa de relajación que el Sol de México adquirió en Acapulco.
Esa región turística se hizo famosa porque grandes estrellas -mexicanas y extranjeras- vieron en los cuarenta una oportunidad para construir y disfrutar sus lujosas propiedades. Los bellos paisajes a su alrededor y el contacto con la naturaleza, atrajo también al intérprete de Cuando Calienta el Sol.
Por supuesto, no todo lo bueno duró pues con el paso de los años el puerto se fue deteriorando. Eso obligó a los ricos y famosos a buscar otro punto dónde instalarse. Las casas quedaron abandonadas y más tardes destruidas.
La propiedad de Luis Miguel estaba en Playa Bonfil, y desde su balcón podía ver el asombroso pacífico mexicano. Cuando el cantante se adueñó de ese espacio, otros quisieron instalarse en los alrededores.
Los lugareños sabían que el divo se la pasaba allí para escapar del bullicio de la ciudad, o hacer algunas de sus extravagantes fiestas con amigos, chicas y su novia de turno. Fiel a su naturaleza, Luismi no permitió que la prensa entrara a su santuario, aunque la mismísima Susana Giménez logró una entrevista justo allí.
Su mansión ganó fama por el accidente que apareció en el show de Netflix, donde el Sol habría lanzado un auto al mar. Muchos creyeron que fue una treta para atrapar la atención de la audiencia, pero no. Según el amigo de infancia de Luis Miguel, Jorge “El Burro” Van Rankin, eso sucedió.
“En la casa de Miguel Alemán Magnani pasó el accidente. Él iba manejando. En esa casa, al entrar, bajabas una pendiente de piedras. Estábamos donde se colocaban las lanchas. Él perdió el control, se escuchó el golpe y vimos cuando metió el carro al mar”, contó el Burro.
La construcción de propiedades cercanas a la de Luis Miguel le hizo sentir que estaba perdiendo su privacidad. Dejó de ir al puerto en el 2009, y se mantuvo viajando entre Miami y Los Ángeles.
Ya para el 2013 la propiedad lucía abandonada y Luis Miguel decidió venderla. La inmobiliaria propiedad de su amigo el actor Jaime Camil, hermano de su ex Issabela Camil, compró la casa por unos 8.8 millones de dólares.
Después derrumbaron lo que aún quedaba de ella, cerrándose así el ciclo de Luismi en Playa Bonfil.