La carrera artística de Kate Winslet está dividida en un antes y después de protagonizar la película Titanic. Pero esta intérprete británica estuvo ligada al séptimo arte desde niña, porque nació en una familia de actores.
Inició sus estudios en arte dramático, pero detestaba las clases porque sus compañeros solían burlarse a menudo de ella por su peso. Su sueño era actuar y, a pesar de que sus padres insistían en que se formara, la actriz terminó abandonando sus estudios por necesidades económicas.
A pesar de todo, Kate consiguió entrar al mundo del cine. Con tan solo 19 años, debutó en la gran pantalla en la película Criaturas celestiales de Peter Jackson. Pero su gran oportunidad llegó en 1997 cuando James Cameron le propuso ser la protagonista de Titanic. Lo curioso es que estuvo a punto de rechazar el papel de su vida. Gracias a Emma Thompson, su compañera de reparto en la adaptación cinematográfica de la novela de Jane Austen, decidió interpretar a la mítica Rose DeWitt Bukat.
La actriz proclama su amor por Leonardo DiCaprio, e incluso sus hijos lo llaman tío Leo y lo consideran un miembro más de la familia. Sin embargo, a pesar de la química en la pantalla, Kate y Leo nunca llegaron a tener ningún tipo de relación romántica fuera de cámaras.
Después del éxito que tuvo la película del transatlántico más famoso del mundo, a Kate Winslet le llovieron las ofertas de trabajo. Una de ellas fue para ser protagonista de El diario de Bridget Jones. No obstante, dados los problemas de peso y las críticas que a lo largo de su vida recibió, incluso cuando hizo Titanic, Kate rechazó el papel que más tarde aceptaría Renee Zellweger.
Luego conseguiría adelgazar, un resultado por el que también recibió un aluvión de críticas. Muchos pensaron que se había sometido a diferentes intervenciones estéticas para conseguir una silueta más esbelta.