El espíritu rebelde de Enrique de Gales, también conocido como el Príncipe Harry, contrasta con su amor entregado a los niños, pero así es la personalidad del hijo menor de la Princesa Diana y el Príncipe Carlos que a su corta edad ha sido el que ha labrado un camino más inspirado a la labor humanitaria y al legado que dejó su madre.
Su debilidad: los niños. Justamente durante una de las ediciones de los Juegos Invictus, celebrados en Toronto, el Príncipe Harry protagonizó un tierno episodio con una pequeña niña de dos años que estaba sentada en las piernas de su madre al lado de él, pero quería “robarle” algunos de sus pochoclos.
Su reacción fue reseñada por muchos medios y se ganó la admiración de mucha gente, ya que lo que hizo fue bromear con la pequeña y compartir muecas adorables.
Pero eso no lo es todo, pues con sus sobrinos se ha mostrado también como un tío que sabe cómo ganarse su cariño. Con los niños más necesitados se le ha visto compartir de manera genuina y su apoyo a sus causas a favor de sus derechos es otra de sus virtudes.
En reiteradas ocasiones el príncipe ha contado cómo su vida quedó marcada por la labor desarrollada por su madre y que es reconocida aún después de su muerte en todo el mundo.
Diana se robó el corazón de millones de personas y su hijo menor está procurando seguir y mantener su legado con las causas más nobles.
Cuando Lady Diana murió Harry tan solo tenía apenas 12 años, pero eso no impidió que fuera testigo de su trabajo humanitario. Lo que hizo su madre por los desconocidos ha sido su mayor ejemplo. “Quiero hacer algo que enorgullezca a mi madre”, habría declarado en una oportunidad a los medios.