En una entrevista completa sobre Life Stories de Piers Morgan, la actriz estadounidense Pamela Anderson develó sus aventuras sexuales en la Mansión Playboy, y ciertos roces que tuvo con el tristemente célebre productor norteamericano Harvey Weinstein, acusado de abuso contra mujeres ligadas al entretenimiento.
Anderson, de 50 años, habló sobre la vez que se encontró en una habitación con siete modelos desnudas, mientras todos -según ella- querían verla tener relaciones íntimas con Hugh Hefner.
“Todos estaban desnudos en la gruta y las chicas estaban abajo. De pronto los presentes subieron las escaleras. Los seguí y pensé, '¿Qué puede estar pasando aquí?' Eran siete chicas, una a la vez con Hef. Me quedé al pie de la cama mirándolas, y luego me di cuenta de que estaban esperando algo de mí. Pensé: 'Esto no es una película. Tengo que irme'. Fue extraño”, relató la blonda.
La ex estrella de la serie Baywatch no dejó de compartir secretos, y tenía más para decir sobre Hefner, quien falleció en septiembre de 2017. “He visto mucha locura en la Mansión Playboy. Tenía mujeres alrededor. Había grandes pantallas de televisión con cosas locas y personas divirtiéndose con mucho aceite infantil, imagínense para qué”, destacó.
Cuando se le preguntó acerca de su relación con el fundador de la revista, Anderson cambió su actitud: “Él era un pionero. Un verdadero caballero muy encantador. Amaba a las mujeres y empoderaba a las mujeres. Era progresista y creó su propia vida. Nadie podía copiarlo. No era nada grosero. Pensé que era quizás muy inocente”.
La bomba rubia también se apresuró a compartir una ingrata experiencia que tuvo con altos ejecutivos de Hollywood, y de cómo siempre podía recurrir a Hef.
“Algunos me decían 'Ven a mi habitación de hotel y haz una audición conmigo. Si no vienes, le daré el papel a otra chica’. Me negaba y perdía roles. Otro me comentó: 'Pamela, ven y únete a nosotros en el jacuzzi y te daré 100,000 dólares’. Yo respondí: 'Creo que eso es más que solo estar en el Jacuzzi. Llamaré a Hef'. Era mi carta de salvación”, confesó.
“Algunos me decían 'Ven a mi habitación de hotel y haz una audición conmigo. Si no vienes, le daré el papel a otra chica’. Me negaba y perdía roles. Otro me comentó: 'Pamela, ven y únete a nosotros en el jacuzzi y te daré 100,000 dólares’. Yo respondí: 'Creo que eso es más que solo estar en el Jacuzzi. Llamaré a Hef'. Era mi carta de salvación”, confesó.
Sobre uno de los depredadores más grandes de Hollywood, Weinstein, admitió que nunca la agredió sexualmente, pero que por teléfono la amenazó. “Sé que no volví a trabajar porque le dije matón y otras cosas. Yo me enfrenté a él”, asintió.
Anderson saltó a la fama en la década de 1980 como Playmate en la mansión, y ahora pasa gran parte de su tiempo abogando por los derechos animales.