Juan Gabriel siempre será recordado como uno de los más grandes exponentes de la música en su país natal México.
Los logros alcanzados por el artista lo convirtieron en un cantante sin igual, tanto por su voz como por su particular forma de ser y de presentarse sobre el escenario.
Por ello el domingo 28 de agosto de 2016 marcó un antes y un después en la historia de la música, pues ese día se apagó una de las voces más admiradas en el mundo.
Juan Gabriel o el Divo de Juárez, como se le conocía, se encontraba en los Estados Unidos cumpliendo con su gira México es todo y cuando se arreglaba para viajar desde Los Ángeles a Texas, sufrió un infarto.
Al día siguiente, en la noche, el cuerpo de Juan Gabriel fue cremado en Anaheim, California, tal y como lo dispusieron los hijos del artista.
Casi una semana después, los restos del cantante fueron trasladados a su país natal, donde unas 40.000 personas se volcaron a las calles para mirar la carroza fúnebre que cruzó la frontera desde Texas (EEUU) hasta Ciudad de Juárez (México), donde el artista vivió su infancia y adolescencia.
Muchos fueron los honores que recibió el extinto Juan Gabriel. Su funeral se celebró frente a la casa donde creció. El obispo de Ciudad Juárez ofició la misa, mientras miles de personas se unían a la plegaria para que el Divo de Juárez descansara en paz, en medio de lágrimas y muestras de afecto.
Gradas y pantallas se colocaron en la céntrica calle, custodiada por unos 1.500 policías. Yo no nací para amarte, Querida y Amor eterno fueron algunas de las canciones entonadas por el público en medio del homenaje póstumo a Alberto Aguilera Valadez, nombre real del artista.
Para ese momento, Enrique Peña Nieto era el presidente de México y a través de su cuenta en Twitter expresó sus condolencias y reconoció el legado que dejó Juan Gabriel a nivel mundial, al igual que lo hizo el presidente estadounidense de tuno, Barack Obama.
Artistas de la talla de Raphael, Julio Iglesias, Isabel Pantoja, José Luis Perales, David Bisbal, Miguel Bosé, Alejandro Sanz y Plácido Domingo también se unieron al pesar, consciente de que se había ido uno de los principales bastiones de la música regional mexicana.