Lo normal a la hora de dormir es apagar la luz, acostarnos y cerrar los ojos. Sin embargo, aunque hay personas que duermen en ocasiones con los ojos entreabiertos sin suponerles ningún problema de salud, hay casos en los que puede resultar peligroso.
La imposibilidad de cerrar correctamente los ojos, es decir, cubrir el globo ocular en su totalidad con los párpados, es una condición que recibe el nombre de lagoftalmos o lagoftalmia. Más son los niños que sufren esta condición. Sin embargo, para los adultos puede ser más problemático.
¿Cuáles son sus causas?
Existe un consenso en la comunidad médica en ver este problema más como un síntoma que como una enfermedad, ya que generalmente tiene una causa subyacente como pueden ser algunas infecciones, traumatismos y parálisis faciales, enfermedades de la piel e incluso, procedimientos quirúrgicos como las cirugías estéticas mal realizadas. También puede ser provocado por enfermedades de la tiroides o pérdida de la tonicidad de los músculos faciales.
¿Cómo puede afectar en la salud del ojo?
Si los ojos no se cierran apropiadamente al dormir, las lágrimas no pueden cubrir toda la córnea para mantenerla húmeda y limpia y así prevenir daños.
Los síntomas a causa de la incapacidad de cerrar los párpados completamente durante toda la noche pueden llegar a producir:
Enrojecimiento.
Sensación de arenilla.
Dolor o visión borrosa.
Sensación de cuerpo extraño.
Lagrimeo.
Irritación ocular.
¿Cómo se trata la lagoftalmia?
Existen varios métodos para tratar esta problemática, algunos son solo soluciones parciales y otras son más drásticas e intentan solucionar el problema totalmente. Entre las primeras está la aplicación frecuente de lágrimas artificiales con el objetivo de mantener la córnea húmeda, aunque en el caso de las largas horas de sueño es preferible emplear una pomada que extiende más su acción en el tiempo. También se han empleado gafas especiales que impiden que la película lagrimal se evapore durante el sueño.