La película Titanic nunca pasará de moda. Siempre será recordada como una de las mejores de Hollywood y como muestra están los 89 premios que obtuvo, incluyendo once de la Academia.
Veintiún años después de su estreno, James Cameron, su escritor y director, sigue siendo entrevistado en torno a este filme que recaudó más 600 millones USD en EE. UU. y Canadá y más de 1.800 millones de dólares a nivel internacional.
Dos décadas después de aquel éxito, Cameron confiesa que hay cosas que quizás cambiaría de aquel naufragio representado en la pantalla grande, pero otras no.
Una de las historias que no sufriría modificación alguna es la muerte de Jack, el protagonista del filme, a pesar de que aquel tráfico desenlace dejó muchos sinsabores en la audiencia.
“En el cine, las cosas pasan por razones artísticas, no por razones de física. De haber sobrevivido, el final de la película hubiera sido un sinsentido. Es una película sobre la muerte y la separación. Tenía que morir”, señaló Cameron.
Además considera que el filme logró hacer de Jack alguien tan querido para la audiencia, que a todos les dolió verlo morir. “En caso de haber vivido, el final no hubiera tenido sentido”, estimó.
Sin embargo, el canadiense tiene algunas observaciones a su película, luego de haber ubicado a los parientes de las víctimas y supervivientes de aquella tragedia, que después de escrita sigue reviviendo pues se ha sumergido hasta una docena de veces para estudiar los restos del Titanic real, el cual se hundió entre Southampton (Inglaterra) y Nueva York (Estado Unidos), en el océano Atlántico, frente a las costas de Terranova.
“Conocer a familiares de personas conectadas con aquel evento me hizo apreciar algo de lo que creo que no fui enteramente consciente cuando estaba haciendo la película, no fui tan sensible con las familias”, cuenta el director.
Ese arrepentimiento tiene que ver, sobre todo, con un caso individual. En la película, Cameron retrató a William McMaster Murdoch -el oficial al mando en el puente del Titanic la noche que chocó contra un iceberg- disparando contra un pasajero antes de hacerlo contra sí mismo. Esa escena ofendió profundamente a sus deudos.
Para recrear ese momento. Cameron se basó en el testimonio de varios testigos, sin embargo no existe evidencia de que esa persona fue Murdoch. Además otras versiones sostienen que Murdoch murió en el agua y no por suicidio.
En tal sentido, Cameron considera que debió usar a un oficial más genérico y no darle el nombre de una persona real.
Otro detalle que cambiaría Cameron sería el cuarto de radio del RMS Olympic, toda vez que años después descubrió que, en realidad, aquella sala era muy distinta en el Titanic. “Si hoy se volviera a rodar la película, esa sala sería diferente a la que se vio en pantalla”, indicó.