Los colores pasteles están apareciendo con insistencia en las pasarelas, y se están convirtiendo en una de las grandes tendencias de la primavera-verano 2018. Además, los expertos aseguran que estas tonalidades están hechas para enamorar, lo que se traduce en una popularidad inevitable.
Nina Ricci, Versace, Delpozo, Miu Miu y Victoria Beckham decidieron incluirlo en sus colecciones, lo que ha dado mayor fuerza a esta tendencia. Al igual que marcas como Mango, Springfield, Zara, Bimba y Lola y & Other Stories.
En dichas propuestas abundan los buzos y camisas para hombres y mujeres que se unen a esta corriente de colores sorbete.
Lo cierto es que, desde hace mucho tiempo, no se veía una tendencia tan marcada, que representa un acuerdo unánime en la industria de la moda. Esto ocurrió por última vez en 2011, cuando Nicolas Ghesquière tiñó la colección de primavera-verano 2012 de Louis Vuitton con tonos candy.
Así pues, cabría pensar que la elección de partes superiores sobre las inferiores responde a un capricho, pero nada más lejos de la realidad: la practicidad es lo que guía esta elección. Si se piensa durante un segundo, podrá verse que el concepto de básico se hace más fuerte en los pantalones y las faldas que en los tops.
Es en el busto donde la fantasía parece estar a sus anchas. Es ahí donde la osadía y los guiños de tendencia se hacen fuertes, y por eso es la zona en la que se introducen, de forma rápida y contundente, los colores pastel.
La variedad de prendas y diseños, en una amplia gama de tonos pasteles, permite elegir el look ideal para cada ocasión. Se trata de colores delicados, muy combinables, y que pueden lucir bien con pantalones o polleras. También los vestidos con estas tonalidades están entrando en la tendencia.