Las diferencias y enemistad que marcaron la relación de Jane Fonda y su padre, el fallecido actor Henry Fonda, fueron superadas en el año 1981 cuando ambos participaron en una película, que casualmente trataba los conflictos entre un progenitor y su hija por no entenderse.
Entre Jane y Henry los conflictos surgieron desde que la actriz era una niña. Su padre siempre fue un hombre poco comunicativo y la relación se resquebrajó cuando la madre de la actriz, la socialité Frances Ford Seymur,se suicidó con apenas 42 años de edad, tras cortarse el cuello con un cuchillo en un centro de recuperación mental.
Para el momento Jane contaba con 12 años y Henry le ocultó la forma como murió su madre, quien estaba agobiada por los problemas de infidelidad que enfrentaba por parte de su esposo.
Jane se enteró de lo ocurrido leyendo una revista, lo que le causó una gran frustración y un fuerte resentimiento hacia su padre, a quien además señalaba de haberla rechazado desde que nació, pues aspiraba tener un varón.
Cuando contaba con 44 años, Jane fue contratada para trabajar en la película En el estanque dorado, junto a su padre. El tema central de la producción cinematográfica se basó en los intentos por recuperar la relación quebrantada entre una hija y su padre anciano.
Este filme marcó la reconciliación de Jane y Henry, quien ganó un Oscar por su papel protagónico al Mejor actor, mientras que su hija fue nominada a la Mejor actriz de reparto. Además de obtener otros premios de la Academia, la película fue un éxito en taquilla al recaudar más de 119 millones de dólares.
Al año siguiente del estreno de la película, en 1982, el padre de Jane falleció en un centro clínico de Los Ángeles (California, Estados Unidos).
Fonda, protagonista de un centenar de películas, falleció como consecuencia de un paro cardiaco complicado por un proceso infeccioso. Su quinta esposa Shirlee y sus dos hijos, Peter y Jane, estuvieron con el actor en sus últimos momentos.