James Cameron es conocido por dirigir y escribir las películas de ciencia ficción y acción Aliens: El regreso, Terminator, Terminator 2: El juicio final y Avatar.
También se le conoce por ser el creador del éxito mundial Titanic, presentada en el cine en 1997. Este film romántico relata la historia de dos jóvenes que se enamoran a bordo de un crucero.
Leonardo DiCaprio y Kate Winslet son los protagonistas de la trama. En el elenco los acompañan Kathy Bates, Bill Paxton y Gloria Stuart.
Aunque la película se estrenaría el 2 de julio de 1997, Cameron decidió aplazar la fecha para el 19 de diciembre del mismo año. El director consideró que necesitaba agregar más efectos al film y eso no le sería posible con un presupuesto de 200 millones de dólares.
“Para obtener el realismo que yo quería, había que construir la reproducción casi exacta del Titanic, que era como un edificio de 75 pisos a lo largo, y recrear los interiores hasta el último detalle, y contratar a más de un centenar de especialistas”, dijo el director canadiense, quien agregó que no solo lo físico tiene valor en los largometrajes.
“Los sentimientos también tienen un precio en el cine. Volvemos a lo de antes: una película es una ecuación entre dólares y emociones. Lo explico con un ejemplo. Para dar el tono épico y romántico a la película era absolutamente necesaria la escena de los dos amantes besándose en la proa. La toma final había que hacerla desde un helicóptero, y esos 20 segundos nos iban a salir por 125.000 dólares. De alguna manera, estás poniendo precio a una sensación, que es la que yo quiero provocar en el espectador”, expuso Cameron de 63 años de edad, quien recalcó que “el cine es una dialéctica permanente entre la estética y la economía”.
El guionista acepta que es un controlador y maniático de la perfección, pues considera que ese es el secreto para tener éxito y triunfar en el cine. Para Cameron, hacer películas es algo muy similar a una guerra contra enemigos invisibles, ya que si no se toman las riendas puede terminar en un caos y “las víctimas no se pagan en sangre, sino en dólares”.
Cameron confesó además estar casando de las preguntas y rumores que surgieron después de que el protagonista murió en el film. “Me parece bastante tonto que sigamos teniendo esta discusión tantos años después. (…) Si hubiese sobrevivido, el final de la película no habría tenido sentido. Es un filme que habla sobre la muerte y la separación: él tenía que morir. Así que daba igual que fuese así o que le cayese encima una chimenea, Jack iba a morir igual”, manifestó el director, quien ganó un Oscar por esta película.