Muchos conocen de Jack Nicholson su indiscutible talento para los escenarios, no en vano conquistó varios premios de la Academia y otras estatuillas valiosas de la industria. Pero, muy pocos lidiaron de cerca con su alter ego rebelde, salvaje y muy sexual, que explotó entre los años setenta y noventa.
En su círculo de amistades eran rutinarias las fiestas desenfrenadas con el alcohol y el sexo como protagonistas. Jack también fue asiduo de las picantes reuniones organizadas por Hugh Hefner en la mansión Playboy.
El actor llegaba con su chica de turno, fuese Kelly LeBrock, Jill St. John, Rebecca Broussard o Janice Dickinson. Incluso la playmate Karen Mayo-Chandler comentó a la prensa lo siguiente: “Él es una máquina sexual que no para. Le gusta divertirse y los juegos relacionados con azotes, esposas y látigos”.
¿A qué se debía su frenesí incontrolable?. Él respondió esto al magazine Rolling Stones en 1972: “Siempre estuve muy motivado. Recuerdo haber estado excitado mentalmente por ciertas cosas en mi infancia, incluso antes de los ocho años, en la bañera. Quiero decir, tuve un gran apetito”.
Al ser una especie de ícono y un referente de la actuación, le "llovían" chicas que deseaban estar a su lado. Su posición le hizo adoptar gustos específicos con las mujeres.
“No podía dejar de notarlas, especialmente cuando se veían muy amorosas alrededor. Me pasaba que, cuando compartía con alguien, no decía mucho mi nombre. No sabía por qué, pero me agrada que me llamen Jack justo en esos momentos. Soy una persona sexual, y no es que crea que el sexo mueve al universo, pero cuando no lo tenés en tu vida, te afecta”.
En la época que disfrutaba su estatus de estrella, supo de un oscuro secreto familiar: su hermana en realidad era su madre, y la que consideró su mamá era realmente su abuela. Ambas tenían tiempo fallecidas, por lo que para él fue difícil asimilarlo.
Optó por tener relaciones con mujeres sin demostrar sus sentimientos. Así continuó por años, hasta que llegó "el amor de su vida", Anjelica Huston, con la que estuvo por casi veinte años, sin planes de formar una familia ni de casarse.
Según él, fue la separación que más dolor le causó: "No debió terminar así. Me arrepiento de muchas cosas que le hice".