Fue en el año 2004 cuando la revista Rolling Stone conversó con el legendario actor norteamericano Jack Nicholson, sobre el que fue uno de sus grandes amigos, compañeros de estudio y vecino, Marlon Brando.
Para el artista que le dio vida a grandes obras cinematográficas como The Shining (1980), Batman (1989), o As Good As it Gets (1997), no existe otra figura que supere el talento, la entrega y la pasión en los escenarios de Brando.
“Yo soy parte de la primera generación que idolatraba a Marlon, pero lejos de la última. Estaba en la escuela secundaria cuando entró en el juego, y lo vi cambiar las reglas. Debo haber visto cada actuación de On the Waterfront, dos veces por noche. Él era fascinante. No podías dejar de mirarlo”, recordó Jack.
Nicholson tuvo el placer de decírle cuánto lo admiraba, ya compartiendo tan cerca en su casa de Los Ángeles, donde no todos tenían el lujo de ser invitados, sino un selecto grupo de los así llamados “chicos malos”.
“Él tenía esa extraordinaria belleza física y un poder difícil de definir, pero completamente innegable. La verdad es que Brando siempre fue diferente, la audiencia simplemente sabía que él era él. Y se quedó así, nada se ha acercado a lo que fue. Marlon Brando siempre estará ahí, les guste o no. Se convirtió en el santo patrón de los actores”, comunicó.
De su tiempo juntos, recordó lo buen vecino y amigo que fueron, y de cómo había respeto sin importar qué. Pasaron treinta años de una convivencia sana, dándole significado a la frase “las buenas vallas que hacen los buenos vecinos”.
“Atesoré las conversaciones que tuve con él, era un hombre brillante con una mente muy ecléctica. Fue brutalmente honesto acerca de muchas cosas, tenía ideas muy inusuales sobre casi todo y también era muy gracioso. Las vacaciones favoritas de Brando eran el Día de los Inocentes, y, créanme, el tipo me hizo asustar un par de veces. Creo que Marlon sabía que él era el mejor", finalizó.