La actriz Alyssa Milano ostenta hoy varios títulos personales a considerar. Es mamá, esposa, productora, diseñadora y activista. Quizás conozcas de ella su gracia, belleza y sex appeal, pero es posible que no hayas escuchado de su interés por las causas humanitarias.
Con una carrera artística de más de treinta años, entendió lo importante de rescatar los valores familiares, además de involucrar de alguna forma a su público en proyectos que se ganaron su confianza.
La neoyorkina pasa gran parte de su tiempo donando dinero para organizaciones benéficas como Charity Water, Unicef y PETA, entre otras, y siendo voluntaria en regiones del mundo donde se necesita una mano amiga.
“He sido embajador de Unicef desde el 2003 y he viajado con otros representantes. He visto de cerca su misión de salvar vidas, aun con muy poco salario… son increíbles. Los apoyo, porque considero que cada niño merece una infancia feliz, sana, protegida, y se esfuerzan en lograrlo”, expresó para el magazine Extraordinary Health.
Alyssa visitó varios países africanos en el 2004, donde se mantiene una calidad de vida por debajo del estándar. Un año después se embarcó a la India para contribuir con temas relacionados a la educación, vivienda, alimentación y sustento de los más chicos.
Su trabajo filantrópico se refleja en sus redes sociales, donde comparte imágenes de las causas que mencionamos. También apoya la defensa de los derechos animales, sólo que un dato curioso dejó entredicho su seriedad al respecto.
Pasó que por largo tiempo fue vegana, aunque durante el embarazo de su hija Elizabella Dylan sintió la necesidad de consumir carne. Ahora incluye en su dieta porciones moderadas de carne magra, evitando alimentos genéticamente modificados y productos con conservantes.
“Mi amor por los animales no ha cambiado. Los respeto y trabajaré porque el mundo sea un mejor lugar para ellos. Todavía hay mucho qué hacer. No será sencillo, pero tampoco es una meta imposible si todos colaboramos”, concluyó la morocha.