Su inclinación por las nobles causas se la debe al espíritu humanitario de su madre la Princesa Diana, pero su arrolladora personalidad sigue imponiéndose en todo lo que Enrique de Gales hace.
El hijo menor de Diana y del Príncipe Carlos compartía su residencia en 2016 en el Palacio de Kensington en Londres, con los Duque y Duquesa de Cambridge.
Fue allí donde se llevó a cabo en junio de ese año un gran concierto a beneficio de una organización creada por él, que libra una lucha en cuanto a la concienciación del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) que sufren sobre todo los pequeños niños del África subsahariana.
La organización Senteabale, como la bautizó el Príncipe Harry, organizó el evento a fin de recaudar fondos para estos niños y el listado de agrupaciones que se presentaron estuvo liderado por la banda Coldplay, que ofrecieron una presentación más corta de las que suelen ofrecer.
Entre las canciones que interpretaron estaba Til Kingdom Come, así como Up&Up en la que el propio Enrique de Gales acompañó a interpretar luego de subirse al escenario. Sin embargo, Harry dejó escapar otro de sus gustos musicales que se inclinan más por el metal y la música electrónica.
Ya se supo que el príncipe es uno de los fanáticos de Skream, que llevó a otra celebración benéfica. Mientras que medios británicos han asegurado que también es fans de Ben Bridgwater y Nero.
Por la rama del metal su inclinación es por Megadeth, Metalica y Slayer, de acuerdo a revelaciones que hizo el actor Dominic West, que es amigo de Harry, quien además indicó que durante una expedición en la que estuvo junto al príncipe se consiguió con que en su reproductor musical habían temas de estas bandas, lo que confirmaría los gustos electrónicos del cinto en la sucesión de la corona.