Tango, vecina de Alexandria (Virginia, Estados Unidos) de 37 años, comenzó a alimentar a las aves locales de su zona poco después de mudarse allí en el verano de 2019.
Al inicio de la pandemia de COVID-19 y el confinamiento, Tango empezó a dedicar más tiempo a cuidar de los cuervos salvajes, gastando hasta 30 dólares a la semana en cacahuetes para ellos.
A cambio, los córvidos, a los que Tango ha bautizado como Doc, Dottie y su bebé Dot-tok, le han traído a varios regalos, sobre todo plumas, pero ocasionalmente canicas, trozos de cerámica, pastillas de refresco y, en una ocasión, dinero real en forma de una moneda de diez centavos y un euro.
Además, los cuervos visitaron a Tango mientras tomaba su café matutino o esperaba con sus hijos el autobús escolar.