Ha sido un año emocionante para la Duquesa de York, Sarah Ferguson, refiriéndonos claro a la próxima boda de su hija, la Princesa Eugenie con Jack Brooksbank, que será en el mes de octubre.
Los fanáticos de la realeza británica han debatido -en las redes- sobre cómo podría lucir la flamante novia de camino al altar y, por supuesto, cuál sería el atuendo escogido por Fergie para la fecha.
Es conocido su amor por las telas brillantes, y también por los vestidos en tonos oscuros que favorecen su figura. En los últimos años ha modelado decenas de ellos, así que quizás opte por un look más reservado y recatado, digno de la ocasión.
Cuando contrajo nupcias con el Príncipe Andrew, hijo de la Reina de Inglaterra, Elizabeth II, Fergie era a menudo fotografiada con atuendos estampados (florales, más que todo), grandes hombreras y por supuesto los típicos sombreros que no pueden faltar en las fiestas sociales del Palacio de Buckingham.
Si bien disfruta usar conjuntos de famosos diseñadores, no se le cataloga como un ícono de la moda, como pasaba con Diana de Gales. De hecho, una de las secretarias privadas de la Reina describió los gustos de Sarah como vulgares…Oops.
La realidad es que no todo en ella era desaprobado, porque en los ochenta comenzó una tendencia con su típico lazo para el cabello. De pronto muchas mujeres de su edad lucían con orgullo ese accesorio.
Hasta su vestido de novia que fue estrafalario, representaba una realidad: tenía símbolos que hablaban de su romance con Andrew; la pasión de su esposo por la navegación; y el escudo familiar Ferguson, todo en uno. Pensará que era demasiado, pero era perfecto entonces.
Con altas y bajas en su vestuario, la presencia de Sarah sigue fuerte donde esté, por cuanto resulta imposible que pase desapercibida ante las cámaras y el público.