Mucho se ha hablado de la princesa Eugenia de York, la hija menor del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, y es que los años salvajes de la cuarta nieta de la reina Isabel II todavía son recordados, aunque digan que el compromiso en puerta con su futuro esposo Jack Brooksbank sirvió para tranquilizarla.
La joven de 28 años todavía lleva a cuestas el estigma de sus escándalos, pues muchos consideran que no cumple las funciones de una integrante de la familia real.
Se pudo conocer que un sondeo realizado por una prestigiosa casa encuestadora, arrojó que el 80% de los entrevistados creen que las dos hijas de los duques de York deben dejar de formar parte de la familia real.
Cabe destacar que uno de sus primeros escándalos fue a los 18 años, cuando la pillaron en estado de ebriedad, bailando y corriendo desnuda, en el jardín del elitista colegio de Marlborough. Para ese momento se dijo que había sido algo "inocente" y que Eugenia, junto a sus amigas, celebraban el final de curso.
Posteriormente mientras disfrutaba de unas vacaciones en Tailandia, fue fotografiada en bikini con una amiga detrás que le tocaba el pecho. Las imágenes llegaron hasta la prensa.
Otra anécdota fue que le costó entrar en la universidad, porque fue rechazada, pero luego supieron que se trataba de la nieta de la Reina y rectificaron.
Durante los últimos años han continuado las polémicas en esta oportunidad por la supuesta rivalidad de ambas hermanas con la princesa Catalina, y por las exigencias de su padre para que la casa real británica reconozca sus derechos.
Eugenia, la novena en la línea de sucesión al trono británico, es el único miembro de la familia Windsor a quien se le ha permitido romper el protocolo establecido, debido a que recientemente abrió su cuenta de Instagram, administrada por ella misma.
La boda de Eugenia podría ser el último acto que protagonice con todo el boato que caracteriza a la monarquía británica.