Con una diferencia de nueve días de la fecha fijada para su nacimiento llegó al mundo Enrique de Gales un 15 de septiembre de 1984. Su alumbramiento tampoco fue una labor sencilla, pues su madre necesitó de por lo menos nueve horas de trabajo de parto para su llegada.
En todo ese tiempo la Princesa Diana siempre estuvo acompañada del Príncipe Carlos, lo que demuestra que desde el primer momento el Príncipe Harry los requirió a ambos.
Ese apego a sus padres, y además considerando que era el hijo menor del matrimonio, sería alguno de los factores que interfirieron en la rebeldía que mostró luego en los momentos más turbios de la pareja real que devinieron en su divorcio.
Desde pequeño se le conoció por su particular personalidad, que siempre se mostró aventurera. De hecho una cronista de Daily Mail aseguraba que la princesa Diana se refería a él como su “peligroso y querido Harry”.
Incluso, cuando apenas tenía dos años de edad, el pequeño Harry osó subirse a un caballo y terminó protagonizando un ataque de furia dado que no le permitieron asumir las riendas del animal. En tanto, antes de cumplir dos años se decía que terminó directo en el hospital porque se lanzó desde la mesa de la cocina del palacio real, lo que le produjo varias lesiones.
De acuerdo con uno de los oficiales de la realeza, Harry más que rebelde era muy aventurero y además no le tenía miedo a nada.
Sin embargo, entre los momentos más duros que le tocó experimentar destaca la separación de sus padres, momento en el cual empezó a experimentar ataques de ansiedad que los exteriorizaba a manera de episodios de gritos que únicamente eran calmados por su hermano mayor el Príncipe Guillermo.
Pero sin duda lo que más impactó su vida fue la muerte de su madre, que de ninguna manera lograba entender al punto que prefirió asumir la vida militar aún siendo adolescente, dado los constantes episodios de agresividad que protagonizó.