Hace poco el músico Kendrick Lamar ganó un Premio Pulitzer, demostrando que el hip-hop tiene atractivo comercial y también crítico. Su peculiar ritmo representa en parte el orgullo de los Estados Unidos, y ayuda un poco a ilustrar la compleja vida afroamericana.
En cambio, la música de baile o EDM generalmente no recibe elogios de la prensa musical, por verla demasiado sobreproducida y carente de profundidad. Lo curioso es que logra algo interesante, y tal vez más real, del tipo que proviene de poder sacar lo tangible de una audiencia.
Acá es donde se aclara la importancia de un artista como el sueco Tim Bergling, productor y DJ que alcanzó la fama como el genial Avicii, fallecido hace 10 días por causas desconocidas.
Al igual que su contemporáneo europeo David Guetta, o los estadounidenses Diplo y Skrillex, Avicii tenía el poder de mover, vigorizar y enviar a un amable “trance” a un gran volumen de personas.
El DJ Avicii amplió los límites del género a través de sus colaboraciones, y tuvo la capacidad de reunir a diferentes fanáticos de la música. Junto a sus compañeras estrellas del EDM, trajo música de baile a las listas de éxitos pop en un momento en que apenas comenzaba a sacudirse su reputación como fenómeno.
Artistas como Rihanna y Coldplay se valieron del talento del DJ, no sólo para darles un potencial de cruce (y por supuesto ganancia monetaria), sino para llevar su trabajo a ese lado contagioso que sólo el dance posee.
En su momento Tim, como le decían sus cercanos, ganó según Forbes 19 millones de dólares en el 2015, convirtiéndose en uno de los músicos mejor pagados del mundo. Luego, por sus problemas de salud prefirió dedicarse al estudio de grabación que a los shows en vivo. Aún así, trabajó fuerte y mantuvo la calidad de sus producciones.
La noticia de su pérdida física sigue siendo difícil, pero ya algunas figuras de la farándula estiman que su legado continuará con sus fans, y quienes tuvieron la oportunidad de vivir de cerca su energía, ingenio y pasión por la música que superó enormes fronteras.