Emma Thompson ha tenido una carrera increíblemente exitosa en la industria del cine. Ha sido capaz de ganar dos premios Oscar, uno por su papel principal en Howards End (1992) y otro por el mejor guión adaptado en Sense and Sensibility (1995).
Fue nominada por otros tres grandes trabajos: mejor actriz principal en Sense and Sensibility; mejor actriz de reparto por In the Name of the Father (1993); y mejor actriz principal por The Remains of the Day (1993).
En 1994 se convirtió en una de las ocho artistas que alguna vez aparecieron nominadas en ambas categorías de la Academia (actriz principal y de reparto) al mismo tiempo, lo que tomó como un enorme orgullo.
Aparte de esos aplaudidos desempeños, Thompson escribió y protagonizó Wit (2001), la divertida saga Nanny McPhee (2005) y Effie Gray (2014). Pero, ¿Qué hay de su recordada intervención en la franquicia Harry Potter?
La introducción de Sybill Trelawney al público fue gracias a los libros de J.K Rowling. Sin embargo, quienes nunca los leyeron, se dejaron guiar por la impecable caracterización de Emma como la excéntrica profesora de Adivinación en Hogwarts, aunque haya tenido pocos minutos en pantalla.
“Trelawney estaba loca, pero había una sensibilidad detrás. Era alguien que no se había mirado en un espejo durante mucho tiempo. Simplemente no podía ver nada. Pensé que, si no se había detallado, entonces debía parecer deshecha. De ahí su aspecto andrajoso”, recordó Emma en una entrevista con la prensa.
La británica trabajó con el departamento de peluquería y maquillaje, para generar la vida tosca de Trelawney. "Tenía esa noción de que su cabello simplemente explotó y que no lo había cepillado en meses. Quizás haya tenido ardillas anidando en ella en algún momento”, soltó la veterana entre risas.
El toque magistral de su look fueron aquellas gafas enormes, que le dificultaban a la actriz poder ver a sus coprotagonistas o interactuar naturalmente con ellas. Aun así, superó el desafío, quedando como uno de los personajes más curiosos, chistosos y misteriosos del mundo del “niño que vivió”.