Cuando la actriz británica Emma Thompson protagonizó el filme Sensatez y Sentimientos de 1995, tenía unos 36 años de edad. Su entonces co-estrella Hugh Grant apenas era un año menor; sin embargo, los críticos la atacaron ferozmente por lucir “más vieja” que el guapo artista.
Entendiendo el carácter de Thompson, era de esperarse que respondiera a sus detractores de inmediato, y de la forma más frontal posible. Esto fue lo que declaró.
“Me sentí decepcionada de que dijeran que era muy vieja para Hugh. Es un serio problema en Hollywood que no ha mejorado. Eso de la diferencia de edad es una locura. Sólo nos llevábamos un año, y hablaron cosas absurdas de nosotros”, reveló Thompson.
En tono de broma agregó que para “emparejarla” con un protagonista acorde a las exigencias de la gente, tendrían entonces que exhumar un cuerpo y darle un par de líneas. De esa manera, todos se quedarían tranquilos y no opinarían más.
Otras actrices y compañeras de trabajo de Emma señalaron lo injusto de que en su película A Walk in The Woods (2015) pensaran que ella podía ser el interés romántico de Robert Redford sólo por su edad, cuando a actores masculinos de más de 60 años les colocan a jóvenes estrellas de poco más de 20.
El relacionado con la edad entre actores también lo vivió Maggie Gyllenhaal, cuando a sus 37 años recibió el aviso de unos productores de que era muy vieja para ser la novia de un hombre de 55 en la pantalla grande… resulta difícil de creer, pero ocurrió.
La situación fue tan extraña y reprochable, que la oscarizada Helen Mirren se atrevió a hablar. “Es un problema escandaloso y molesto, donde se mire. Por ejemplo, todos vimos cómo los actores que interpretaron a James Bond envejecían más y más, mientras sus novias eran mucho más jóvenes. Es enfermizo, pero eso nunca pasa al contrario”, finalizó.