La bulimia y la depresión son males que afectan a gran parte de la población. Los trastornos alimenticios y los problemas personales llevan a muchas personas a padecer estas enfermedades que si no se tratan a tiempo pueden convertirse en un grave problema de salud.
Muchas cosas dicen de la extinta princesa Diana de Gales y entre tantos comentarios se habla de sus continuas depresiones, producto de sus diferencias con su entonces esposo, el príncipe Carlos de Inglaterra, y su comprobadas infidelidades con Camila Parker Bowles (su actual esposa).
Todo este mundo oscuro sumergió a Diana Spencer en un profundo desconsuelo, incluso muchos la llamaban la princesa de los ojos triste por la desolación que denotaba su mirada.
La soledad también afectaba a Diana de Gales, quien prácticamente nunca estaba acompañada por su esposo en el palacio donde vivían desde que se casaron en 1981. Aunado a ello, continuamente lo escuchaba hablando por teléfono con su amante.
De igual forma, la permanente presión de la opinión pública y la persecución de la prensa y los paparazzis hicieron que Lady Di cayera en bulimia. Según ella misma lo dijo en una grabación que luego fue divulgada, sufrió un gran impacto una vez que su esposo la tomó por la cintura y le dijo que le sobraba piel.
“Estas como gordita”, le expresó Carlos a su mujer. A partir de ese momento, Lady Di se fijó como meta adelgazar aún más, lo que sumado a lo mal que iba su matrimonio, la sumergieron en el abismo.
Sin embargo, con mucho temple, la llamada princesa del pueblo fue superando estos reveses. Se fue a Londres en busca de tratamiento y salió de la depresión.
A este logro emocional se le sumó la alegría de traer al mundo dos hijos, los príncipes Guillermo (William) y Enrique (Harry), quienes fueron ocupando el tiempo libre de la princesa.
Aunado a ello, Lady Di comenzó a hacer más apariciones públicas y a ganarse al pueblo británico con su sencillez y su calidad humana.
También se sumó a muchas causas sociales y poco a poco fue revolucionando el palacio de Buckingham, convirtiéndose en una de las personas más admiradas del reinado británico y también en la más mediática.