Mark David Chapman aún cumple condena en Wende, Nueva York, por el asesinato del músico John Lennon en diciembre de 1980. No obstante, pedirá en pocos días -y por décima vez- que le otorguen libertad gracias a su buena conducta.
Desde el 2000, ha intentado convencer a la Junta de Libertad Condicional con su historial penitenciario “limpio”. Los miembros de la organización reconocieron su esfuerzo, pero no le han permitido su excarcelación por sentir que va en contra de la ley.
Recordemos que tras dispararle varias veces a Lennon afuera de su residencia, ubicada en la Gran Manzana, Chapman esperó al cuerpo policial para que lo arrestaran de inmediato. Ya ante las autoridades fingió demencia, diciendo que sus acciones fueron impulsivas.
Después se constató que había planeado el ataque durante meses, y que su esposa Gloria Chapman, sabía del asunto pero no hizo nada al respecto.
Mientras se define lo que ocurrirá con Mark este mismo mes, repasaremos ciertos datos de su vida, que lo convirtieron -quizás- en uno de los hombres más odiados del planeta.
- Chapman fue víctima de bullying en la escuela. Sufría de depresión y solía hacer bocetos de sí mismo, donde siempre lucía más grande que cualquier otro objeto cercano.
- Consumió drogas por un tiempo e incluso intentó suicidarse una vez. Eventualmente recurrió a Dios y fue consejero de un campamento de verano para niños.
- Trabajó como guardia de seguridad desarmado en el aeropuerto de Atlanta. Luego tomó un curso de una semana para calificar como guardia armado, y fue enviado al Hospital General DeKalb, en Georgia.
- Después de entregarse a su religión, Mark se enojó por el comentario de Lennon cuando dijo que The Beatles eran “más populares que Jesús”. Según le molestaba su estilo de vida llena de lujos, cuando por otro lado predicaba el amor, la paz y la humildad.
- Una vez en prisión, pasó su tiempo trabajando en la cocina, en la sección de economía doméstica, en la biblioteca y como empleado legal.
- Ha cambiado en muchas oportunidades los motivos del por qué mató a Lennon. Primero se creyó que era por su estado mental, después dijo que la popularidad del cantante lo obligó a atacarlo, y hasta se atrevió a decir que el mismo Dios le había ordenado que lo hiciera.