Tracy Olive, de 52 años, de Bundaberg (Queensland,Australia), fue a bucear en noviembre a la laguna de las islas Musgrave, donde se encontró con la tortuga.
La pobre tortuga parecía agotada y se estaba tomando un merecido descanso cuando la sorprendió bostezando. Aunque es normal que las tortugas se posen en una roca y que los pececillos les limpien el caparazón, ver bostezar a una tortuga fue una experiencia muy distinta.