El padre de Bob Marley, el más grande ícono del reggae a nivel mundial, era de tez blanca y fue capitán de los Marines Reales. Se trata de Norval Sinclair Marley, quien nació en Essex en Londres y fue flechado por una jovencita de apenas 18 años cantante de góspel, de nombre Cedella Booker, cuando arribó a Jamaica en los cuarenta.
Fruto de aquel amor nació Robert Nesta Marley Bookery, nombre de pila del cantante jamaiquino, que de niño habría atravesado por varios conflictos que lo llevaron en varias ocasiones a teñir su piel con betún oscuro a fin de sentirse integrado y no ser rechazado en la familia, según él mismo reveló.
De hecho a través del documental de Kevin MacDonald titulado Marley, que cuenta lo que no se sabía del cantante de la mano de sus familiares y amigos más íntimos, se reveló este complejo de inferioridad solo por tener un color de piel más claro. Incluso algunos de sus allegados se dirigían a él como “El Alemán”.
Pero esa fue la única curiosidad que se dio a conocer de su infancia y su niñez, pues antes de cumplir los siete años se dedicaba a lo que fue considerado como otro de sus dotes: leer las manos.
A pesar de su corta edad se la pasaba “adivinando” el futuro de la gente, al punto que ganó cierta fama. Incluso, sobre él mismo llegó a decir que se convertiría en un gran cantante.
Sin embargo, pronto se olvidaría de ello y no lo volvió a retomar pese a la insistencia de muchos de sus amigos que le pedían que les predijera su destino.
La relación de Bob con su padre no pudo mantenerse por largo tiempo, pues Norval Marley murió cuando el pequeño tenía solo 10 años producto de un paro respiratorio.