La piel sensible es más propensa a sufrir alergias e irritaciones, por lo que necesita un cuidado más exhaustivo. Pero tampoco es una labor complicada, solo se debe realizar una limpieza adecuada y usar los productos correctos para lucir un cutis estupendo y saludable.
La rutina de limpieza debe ser sagrada, por nada del mundo debe omitirse. El sucio, la acumulación de maquillaje y las células muertas son las principales causas de inflamación de la piel por lo que es recomendable lavar el rostro tres veces al día.
Por otro lado, al momento de comprar los productos de limpieza facial deben ser hipoalergénicos, libres de colorante, alcohol y perfume, esto garantizará no producir irritaciones.
Cuando se realiza la limpieza facial debe hacerse con mucha delicadeza para evitar que algún movimiento rústico lastime la piel. Lo ideal es aplicar el limpiador facial con los dedos con movimientos lentos y circulares por todo el rostro, enjuagar con abundante agua fría y seca dando varios toques con una toalla, sin estrujar la piel.
Después de limpiar el rostro se debe aplicar una crema hidratante para piel sensible, vigilando que no contenga retinol o componentes exfoliantes.
El uso diario del protector solar es básico para cuidar la piel sensible, sobretodo si hay pecas. Las pecas son un síntoma de deterioro de la piel y así se evita que los rayos ultravioletas aceleren el envejecimiento, marchiten la dermis y aparezcan manchas en la piel. Es importante colocar el protector antes de salir a la calle.
Son muchos los beneficios de la exfoliación, pero esta rutina es muy agresiva para la piel sensible. Por ello, lo recomendable es exfoliar la piel cada dos semanas y utilizar un producto especial porque sus partículas son más suaves y pequeñas.
Con estos cuidados será posible mantener sana y bella la piel sensible sin perjudicarla.