Los días previos a un concierto de Beyoncé en cualquier ciudad del mundo son un revuelo. Su sola presencia alborota el lugar, pero también todas las exigencias y preparativos para que ella y su equipo estén a gusto.
La artista tiene dos aviones. En uno viaja ella con su séquito de más de 70 personas. Y en el otro únicamente se transportan equipos, vestimenta y accesorios para el show.
Para su alojamiento, suele pedir la suite presidencial en uno de los mejores hoteles de la ciudad. Durante su estadía, no solo la cuida su médico, sino también su papá, Mathew Knowles, quien es su mánager y la acompaña a todos lados.
Suele haber mucho hermetismo alrededor de la bella cantante pero siempre se filtra algo de la lista de pedidos que realiza, al mejor estilo de una verdadera diva, para su placer y confort: vajilla de plata y vasos de cristal, servilletas de lino, reproductor de Blu-Ray, buena iluminación para maquillarse, arreglos florales sin polen y una temperatura ambiental de 25 grados.
Para moverse dentro la ciudad, Beyoncé solicita autos de alta gama y que sus seis guardaespaldas, su estilista y su chef puedan estar con ella en todo momento.
Su alimentación no es un tema menor, por ello exige una cocina con buen espacio para que su chef personal pueda trabajar cómodo. Entre los artículos que debe tener disponibles están: leche de soja, miel, frutas secas, verduras, vino blanco y tinto, distintos tipos de pescado, chocolates bajos en calorías, yogures y té de varios sabores así como diferentes jugos de fruta.
Además, pide que todos los platos de la vajilla sean de tamaño pequeño, de postre, por consejo de su nutricionista.
En cuanto al acceso de los fotógrafos a su espectáculo, solo permite que se acredite un grupo pequeño. Y solo pueden tomar imágenes durante los primeros 90 minutos del show.