Para casi nadie es un secreto que el reconocido actor Matthew Perry ha tenido problemas serios con el alcohol y las drogas en el pasado. Hace muy pocos años fue que logró admitirlo, y finalmente confesó que en sus peores días bebía una botella de vodka y alrededor de 30 pastillas de analgésicos.
Asimismo, declaró que fueron momentos muy duros que jamás olvidará, pues se encontraba en la "oscuridad" al mismo tiempo que protagonizaba un show con 30 millones de espectadores.
Sus problemas de adicción se destaparon en el rodaje de la serie que lo hizo saltar al estrellato, Friends; de hecho, en parte de sus confesiones dijo que las adicciones hicieron que se olvidara de tres años que pasó en la ficción.
Es tan fuerte, que el actor no es capaz de decir qué episodio le gustó menos. Al ser consultado al respecto, confesó que no recuerda absolutamente nada entre la tercera y sexta temporada.
Mathew también aseguró que la serie no fue la causante de sus adicciones directamente, ya que era algo que estaba en la genética de su familia y que tarde o temprano iba a despertar; no obstante, considera que su salto a la fama aceleró un poco su declive.
A pesar de eso, la serie lo ayudó a tener fuerzas para levantarse cada mañana, ser constante y no caer en la adicción a un nivel máximo del que luego no pudiera salir. De hecho, gracias a sus compañeros pudo ingresar a rehabilitación y finalmente declararse "limpio" unos años después.
Por último, Mathew Perry es digno de admiración porque a pesar de todo lo que pasó, siguió trabajando duro para hacer reír a su público con sus locuras como Chandler Bing, el personaje que indudablente le salvó la vida.