En el 2000 Colin Farrell surgió de la nada para convertirse en uno de los nuevos éxitos de Hollywood. El actor nacido en Dublín tomó a todos desprevenidos cuando fue protagonista de la película de Joel Schumacher, Tigerland, y siguió rompiéndola en la superproducción de Steven Spielberg, Minority Report, dos años después.
Vinieron lanzamientos altamente publicitados, y una terapia de rehabilitación por problemas con las drogas. El tiempo pasó y Farrell se recuperó a lo grande.
Por ejemplo, para su film The Lobster (2015) del director Yorgos Lanthimos, no importó que aumentara varios kilos, pues la crítica observó su evolución de estrella de cine a actor serio.
El irlandés habló con la página sobre cómo se siente hoy en día en su profesión.
“Al hacer una película, estás en un túnel realmente oscuro y el único tipo de iluminación es la experiencia que tenés con tu compañero de elenco y el director. No es hasta que el mundo pone sus ojos en ella, que descubrís si estás creando una conexión”, opinó el guapo artista.
Con The Lobster, que se cree fue la mejor interpretación de su carrera, sintió que no todos entendieron la historia, como pasó con sus mejores amigos. “Varios me preguntaron ‘Y cuándo harás S.W.A.T. 2?’. Otro me comentó: ‘Seguro es arte, pero no mi favorito de lo que has hecho’… No entendieron nada”, añadió Farrell entre risas.
Colin ha estado en grandes proyectos, en sus más de veinte años de carrera. Entonces, ¿Quizás ya esté en su segundo aire? O ¿Preparando el terreno para retirarse?.
Al respecto, dijo: “Sigo disfrutando todo. Soy consciente de que la presión de los primeros años en Hollywood ya no está. Ahora disfruto del trabajo, probablemente más que nunca… y sin embargo estoy menos apegado a él. Creo que es un extraño estado de gracia, es fantástico”, finalizó.