Uno de los secretos para tener una piel radiante y bonita está en utilizar una toalla de algodón humedecida en agua como paso final de la limpieza facial diaria. Con este sencillo truco se limpia la piel profundamente y se hace una ligerísima exfoliación.
El uso de una toalla húmeda con agua templada, no caliente, permite retirar los productos de limpieza de manera más eficaz. La microcirculación se activa con suaves masajes al aplicar el producto de tratamiento que se utilice luego de la limpieza, tal como explica Leticia Carrera, directora del Centro Felicidad Carrera.
Ella insiste en que el agua no debe estar muy caliente porque, aunque el calor activa la microcircualción de la piel y favorece la penetración de los activos, si tiene mucha temperatura puede dilatar las paredes de los capilares y producir a la larga cuperosis.
Teresa Martín, creadora de la asesoría de belleza Beauty Inside, va un paso más allá y propone realizar contrastes de frío y calor con las toallas porque son buenos para la piel. Indica que para la circulación y la firmeza del rostro se puede pasar una toalla fría. Luego, el calor de la toalla templada abrirá los poros y facilitará la absorción de cualquier tipo de crema o mascarilla que se aplique.
Un truco sencillo que se puede aplicar, sobretodo antes de una mascarilla, es mojar la toalla en agua caliente, escurrirla y ponerla en un recipiente hondo en el microondas durante 20 segundos.
Otro aspecto importante es el material de las toallas, que debe ser algodón, y es necesario lavarlas después de cada uso en la lavadora con productos de limpieza suaves.
También se debe evitar compartirlas para que no se transmitan bacterias como las que producen el acné. Las toallas que se utilicen para esta actividad deben ser de uso personal.