El 8 de diciembre de 1980, alrededor de las 22:30, el músico John Lennon y su esposa Yoko Ono regresaban a su apartamento ubicado en el edificio Dakota, cuando un desconocido que respondía al nombre de Mark David Chapman le disparó varias veces en la espalda con una pistola de calibre .38 de Charter Arms.
Tras el boom que generó ese suceso, se supo más detalles del caso, sobretodo del arma que terminó bajo custodia policial por años. El fotógrafo Henry Leutwyler, apoyado por la División de Investigación Forense en Queens, pudo tomar las primeras imágenes del instrumento que cegó la vida del popular cantautor.
Sucede que con la mayoría de las armas confiscadas por las autoridades, terminan siendo derretidas y otras más archivadas en un bunker balístico. Mientras que las que se usaron en crímenes sonados siguen a la vista pública, como pasó con la de Chapman que está en un pequeño museo en Nueva York.
El asesinato de Lennon puso de manifiesto lo que la Gran Manzana necesitaba; es decir, políticas reales para contrarrestar la inseguridad en las calles y fortalecer el control de armas. Es que tan sólo en 1981 hubo 1.867 neoyorquinos asesinados a tiros.
Los eventos continuaron cada año, y la cifra se incrementó hasta que se ubicó en el punto más elevado en su estadística. Nos referimos a que en 1990 se hablaba de 2.245 fallecidos por armas de fuego.
Con el tiempo, los jefes de Estado y mandatarios locales trataron en lo posible de reducir las cifras al máximo. Llegó a un punto en que para el 2005 sólo se contabilizaron 483 pérdidas. Hubo un cambio, pero la tasa de asesinatos diarios continuó siendo de uno por día.
El tema del control y porte de armas en Estados Unidos permanece en debate, aunque las autoridades declararon -a principios del 2018- que en Nueva York las leyes sí se destacan por su severidad, y por estar a un paso de alcanzar la calificación perfecta en pro de los ciudadanos.