Pasión por el canto era lo que proyectaba en cada escenario la cantante estadounidense Aretha Franklin, quien en ocasiones creaba historias de amor ficticias para captar la atención de los periodistas de farándula.
Quienes conocieron a Franklin la describen como una mujer fría e insegura, pero con una exitosa carrera artística que la hizo ganar fama dentro de su país natal y el resto del mundo.
En la historia autobiográfica titulada Respect se describe parte de la vida de la también conocida como la Reina del Soul, quien nació en Memphis y que creció en Detroit con sus padres, dos hermanas y un hermano.
Justo dos meses antes de cumplir sus 13 años Franklin dio a luz a su primer hijo, de los cuatro que finalmente trajo al mundo. El segundo vástago de Aretha llegó cuando ésta tenía 15 años.
Uno de las parejas sentimentales de la cantante fue el proxeneta Ted White. Éste, luego se convirtió en su mánager, quien consciente del talento de Aretha trabajó en su imagen y la moldeó como una dama, por lo que se rumoraba que él no sentía amor por ella y viceversa, pero existía una conveniencia entre ambas partes.
El primer contrato discográfico de Aretha lo logró White. En 1967 el tema musical Respect llegó a estar en el primer lugar de las listas de éxitos musicales, mientras la cantante comenzaba a consumir bebidas alcohólicas y a fumar hasta tres cajetillas de cigarros cada día.
Allegados a Aretha refirieron que la caída que sufrió la mujer durante un concierto en la ciudad de Columbia en Georgia fue porque estaba bajo los efectos del alcohol y perdió el equilibrio, aunque la cantante dijo haber perdido la visión por los reflectores que iluminaban el lugar.
Luego dejó su adicción a las bebidas, pero se dedicó a comer en exceso azúcar, pan y pollo frito, lo que afectaba su metabolismo.
La solista estadounidense compartía su apretada agenda de trabajo con la atención que le brindó por seis años a su padre, quien estuvo en estado de coma tras ser baleado por un sujeto en medio de un robo.