A partir de los 40 años es común que las personas comiencen a tener dificultad para ver, enfocar objetos de cerca y leer cosas con letras pequeñas, a esto lo llamamos presbicia o también conocida como presbiopía, una enfermedad relacionada con el cristalino del ojo.
Esta enfermedad de la vista es una parte normal del envejecimiento. De hecho, la palabra "presbicia" significa "ojo viejo" en griego.
En el año 2006 aproximadamente 112 millones de estadounidenses tenían esta condición en la vista, según lo aseguró el Departamento de Censos de Estados Unidos, agregando además que para el año 2020 podría aumentar la cifra a 123 millones.
La presbicia es muy distinta a otras enfermedades visuales como el astigmatismo, miopía e hipermetropía, que están más relacionadas a la forma del globo ocular y son causadas por factores genéticos y ambientales.
Según los especialistas, este padecimiento es originado por el engrosamiento y pérdida de flexibilidad y elasticidad graduales del lente natural que se encuentra en el interior del ojo, esto genera que sea más difícil que el ojo enfoque de cerca.
¿Qué podés hacer?
Si este es el único problema de visión que tenés, unos anteojos podrían ser tu solución, pero para este tipo de padecimiento hay distintos tipos de anteojos, bifocales, trifocales o progresivos.
Los bifocales corrigen la visión de primer plano y visión lejana. El cristal está dividido por una línea, que puede o no ser visible. La parte inferior de la lente refracta la luz para una visión de cerca. La parte superior refracta la luz para permitirle ver objetos distantes.
Por su parte, los trifocales tienen tres áreas de lentes para corregir para primeros planos, de rango medio y de lejos.
Mientras que los progresivos corrigen la visión como bifocales y trifocales. No obstante, en lugar de una línea que divide cada área de refracción, la refracción cambia gradualmente en la lente de arriba hacia abajo.
Algunas personas prefieren usar lentes de contacto en lugar de anteojos y para esto hay dos tipos: los de monovisión y los contactos multifocales.
Lo más recomendable es que visites a tu oftalmólogo de confianza para que te receten una fórmula adecuada para vos.