Cinco meses después, la reina Isabel ha abandonado el castillo de Windsor para acudir a una cita pública. Una aparición que, además, estaba cargada de primeras veces.
Era la primera vez que se veía a la monarca tras el ingreso hospitalario y posterior alta del duque de Edimburgo. Era la primera vez que se la veía tras los nacimientos de sus dos bisnietos más pequeños, los hijos de Eugenia de York y de Zara Tindall.
Pero, sobre todo, era la primera vez que la monarca se presentaba en público tras la polémica y comentada entrevista que el príncipe Harry y Meghan Markle concedieron a Oprah Winfrey. Pero, por supuesto, ninguno de estos tres temas estaba sobre la mesa. Un traje verde lima, un simbólico broche y toda una declaración de intenciones han marcado la primera salida de la reina Isabel en este 2021.
Hay cosas que nunca cambian, por mucho tiempo que pase, y el estilo de la reina Isabel parece inamovible. Ni la ausencia de compromisos públicos ni tantos meses encerrada en el castillo de Windsor le han hecho olvidarse de sus colores chillones para la ropa ni de sus sempiternos zapatos y bolso negros.
Tampoco ha faltado uno de sus llamativos sombreros, a juego con el traje y tocado con flores blancas, como tampoco uno de los broches de su colección, en este caso más que simbólico. La cita de la reina Isabel era con motivo del centenario de la RAAF, la Real Fuerza Aérea Australiana. Así que no podía ser otro: la monarca ha lucido el broche en forma de acacia que el Gobierno australiano le regaló en su primera gira oficial, allá por 1954.
Pero dejando el estilismo a un lado, también este compromiso de la reina Isabel ha sido toda una declaración de intenciones. Faltan apenas tres semanas para que cumpla los 95 años, el próximo 21 de abril, y el hecho de haber afrontado esta cita indica que sus intenciones de dejar de trabajar son muy muy lejanas.
Hace unos meses, se publicaba en varios medios que la monarca tenía intención de retirarse durante unos meses -una retirada que por su edad y las circunstancias podría ser definitiva-, pero no ha sido así. No solo ha seguido realizando trabajo de despacho, sino que se ha puesto al día con las nuevas tecnologías para poder mantener reuniones virtuales e incluso una pantalla ha servido para que pudieran realizarse las ceremonias para la entrega de órdenes o diferentes nombramientos.
También el hecho de que esta cita haya sido solo dos días después de que se hayan suavizado las restricciones sobre el número de personas que pueden reunirse al aire libre hace pensar que las apariciones públicas de Isabel II fuera de Windsor van a empezar a ser más habituales. Desde que se confinara en el recinto, solo había participado en el Trooping the Colour, el desfile militar que se celebra en su honor, además de haber nombrado caballero al ya fallecido sir Tom Moore, pero siempre dentro de los terrenos de Windsor.
Hubo que esperar hasta octubre para que saliera de su refugio, cuando visitó un centro científico junto al príncipe Guillermo. En noviembre participó en el centenario del entierro del Soldado Desconocido, en la abadía de Westminster. Y no volvía a pisar la calle hasta este miércoles, cuando tras cinco meses, ha retomado esos actos públicos que parecían olvidados, pero que prometen volver.
Fuente: vanitatis.elconfidencial.com