Las celebraciones del Día Nacional de Mónaco han estado marcadas totalmente por la pandemia. Desde el hecho de que todos los participantes -familia Grimaldi incluida- tuvieran que llevar mascarilla hasta el de que los actos hayan sido más que reducidos. Pero también lo hemos notado en el cambio de escenario donde Jacques y Gabriella han disfrutado de la festividad, mucho más corta y menos multitudinaria que años anteriores.
Acostumbrados a disfrutar de todo lo que pasaba en el patio desde los balcones de palacio, esta vez, al haberse cancelado el tradicional desfile militar, se ha preferido que toda la familia estuviera junto a la famosa escalinata del Palacio Grimaldi, siguiendo así las medias impuestas por las autoridades sanitarias. Incluidos los hijos del príncipe Alberto y Charlène de Mónaco, perfectamente engalanados para la ocasión, uno con su uniforme militar en tamaño mini y la otra con un vestido el color azul, con medias blancas y complementos rojos, los colores nacionales.
Así que, con la inquietud lógica de su edad, han aguantado de pie junto a su madre, mientras el soberano hacía entrega tanto de los honores militares como de las medallas civiles. No han faltado los gestos de impaciencia, especialmente de Gabriella, que, ya tocando el final del acto, daba muestras de cansancio y de que hubiera estado mucho más feliz entre juguetes.
Su hermano, por su parte, ha confirmado quién es el más tímido de los dos, ya que casi desde que ha llegado ha presenciado la entrega de medallas muy serio, incluso algo cabizbajo, quizá por el hecho de que no tenía una mano familiar al lado, como sí tenía su hermana Gabriella, que no se ha separado de Charlène en ningún momento. Eso sí, se nota que estaba bien aleccionado, ya que ha hecho honor a la vestimenta que llevaba y no ha dudado en hacer el saludo militar.
Por su parte, Carolina de Mónaco ha ejercido de anfitriona para su familia, un poco mermada esta vez, ya que no ha acudido Carlota Casiraghi con su familia ni los hijos de Andrea y Tatiana Santo Domingo. La todavía princesa de Hannover ha acompañado a todos hasta la otra parte del patio, volviendo rápidamente al sitio que le correspondía, junto a su hermano Alberto y Charlène.
Además, también ha estado muy pendiente de sus sobrinos, a los que ha hecho bromas mientras llegaban de la mano de sus padres. Un gesto que Charlène ha correspondido con una sonrisa y comentándole algo que, debido a las mascarillas de una y otra, nos hemos quedado sin saber. Pero cómo se agradece ver gestos de familiaridad entre dos personas de las que siempre se ha dicho que no tienen la mejor relación. Y qué mejor que Jacques y Gabriella como punto de unión entre ellas, por encima de las diferencias que puedan tener.
El acto ha sido reducido en personas y tiempo, y prescindiendo del balcón que tantos buenos momentos nos ha dado en otras ocasiones. Al terminar, Alberto se ha reunido con su familia para abandonar el recinto, cogiendo de la mano a su hijo, que ha caminado igual de serio que había estado durante el acto. Mientras, Gabriella ha hecho gala de su espontaneidad y ha ido saludando a todos los asistentes, despidiéndose hasta el próximo año.
Fuente: vanitatis.elconfidencial.com