Cuando la princesa Charlène decidió aparecer con el peinado más atrevido jamás visto en una royal, el mundo aún no estaba preparado.
La ocasión en la que decidió hacer debutar a su nuevo corte de pelo fue nada más y nada menos que el tradicional encendido del árbol de Navidad, fecha en la que también se lleva a cabo el reparto de regalos en el palacio de Mónaco.
Acompañando a su rapado lateral con el resto del pelo corto, la princesa apostó por un estilismo íntegro en tonos dorados y negros y una mascarilla de lentejuelas que no podría haber sido más punk y juvenil. Ahora, Wittstock ha confesado sobre su audaz cambio de imagen y lo que piensan el príncipe Alberto y sus hijos Jacques y Gabriella.
“Estoy feliz así”, ha confesado la princesa en una entrevista con la revista Point de Vue. Charlène cumplió 43 años presumiendo de un excelente aspecto físico y de un atrevimiento al que otras personas de su rango social ni se acercan.
Y es que, la afición por los cambios radicales de imagen no va en la edad ni en los títulos, si no en la personalidad. Ella es capaz de llevar el recogido con trenza más romántico o el peinado más elegante, pero también otros menos principescos en la misma semana y sin que resulte estridente.
Con respecto a este último cambio radical de imagen, muchos se han preguntado (innecesariamente) si ha sido ‘aprobado’ por sus familiares, dado que es un miembro de la realeza y da una imagen renovada a la familia. Ella misma lo ha aclarado de forma sencilla: tanto su marido, el príncipe Alberto de Mónaco, como sus dos pequeños admiran su nuevo peinado.
“Jacques y Gabriela adoran ver que su madre cambia de estilo”. Aunque, tal vez, la primera reacción del soberano monegasco no fue tan buena: “cuando la sorpresa inicial se calmó, el príncipe lo entendió y ahora le gusta también”, ha explicado en la misma entrevista.
Lo cierto es que la princesa monegasca ya nos venía avisando de su inminente cambio radical con otros peinados casi igual de atrevidos. Como el desconcertante flequillo a media frente que estrenó cuando el verano estaba terminando, para asistir a la inauguración del Tour de Francia en Niza.
Algo que ella misma reconoce. “Seguramente, de todos los miembros de las familias reales, yo sea probablemente la que más estilos de pelo haya probado, y seguiré haciéndolo. Es mi elección”, explicó a Point de Vue en una entrevista.
Y continúa explicando que su decisión es solo suya con un alegato feminista más propio del siglo XXI que de ningún otro. “Los comentarios de ‘¿pero qué está haciendo?’ o '¡eso no es propio de la realeza!', los conozco demasiado bien. Y no tengo nada que decirles, excepto que estamos en 2021 y que en estos tiempos tan inquietantes, tan difíciles, hay otros temas mucho más importantes que merecen nuestra atención ”.
Si con esas declaraciones aún no ha quedado claro, con nada lo hará.
Fuente: revistavanityfair.es