Empieza su último año de gracia, antes de entrar de lleno en su rol de princesa heredera de Países Bajos. A Amalia de Holanda le esperan unos meses decisivos, en los que tendrá que determinar qué hará con su futuro, dónde pasará su año sabático, qué estudiará o si irá a hacer el servicio militar.
También, si aceptará o no un sueldo desorbitado a ojos de una sociedad que afronta las consecuencias de la pandemia. Y es que la hija de Máxima de Holanda ha estado sometida a un escrutinio minucioso en los últimos meses, y lo seguirá estando a partir de ahora, porque cada gesto y cada paso determinará la popularidad de la futura reina de Países Bajos.
El lunes 7, la princesa heredera celebró su decimoséptimo cumpleaños. Lleva años consciente de que su futuro está decidido por la Constitución neerlandesa desde el día que llegó al mundo.
“¿Cuántos años pretendes quedarte?”, le preguntó la pequeña Amalia a su padre cuando le contó, en 2013, que ya era hora de hacerse cargo del trono. Los motivos de la princesa eran “marcarlo desde ya en la agenda” para saber cuánto tiempo tiene de “libertad” antes de convertirse en la jefa de Estado de Países Bajos, reconoció Guillermo Alejandro.
La propia Amalia contó en alguna ocasión cómo lleva su papel de princesa de la Casa Orange. “A veces me parece que no es real, me cuesta concienciarme de que esta es realmente mi vida”, dijo.
Su rol, como hija mayor de Guillermo Alejandro y Máxima, no tiene muchas alternativas, ni tampoco opción para que ella misma pueda rechazar el trono. Le guste o no, la princesa Amalia deberá ser la reina de Países Bajos.
La única forma que acoge la Carta Magna es que Amalia se enamore de alguien rodeado de polémicas, de tal manera que, a la hora de casarse con esa persona, no logre el respaldo del Parlamento. “Si no se presenta una propuesta matrimonial de consentimiento (…), la membresía de la persona en cuestión a la Casa Real termina inmediatamente después de que se lleve a cabo el matrimonio. Esto significa que perderá sus derechos de sucesión y los hijos nacidos de esa unión tampoco tendrán derecho al trono”, se explica claramente en la web de la familia real.
Esto no es un escenario imposible, aunque muy mal se tiene que dar para que Amalia no logre el consentimiento de los diputados neerlandeses. Sus padres se han visto en una situación similar. Máxima, hija de Jorge Zorreguieta, recibió un rechazo casi unánime del Parlamento debido a la función que tuvo su padre como ministro de Agricultura en la dictadura militar en Argentina, bajo el yugo de Jorge Rafael Videla entre 1976 y 1983.
Después de que la pareja anunciara su intención de casarse, el Gobierno de La Haya se vio obligado a encargar un informe sobre el papel de Zorreguieta padre en la junta militar argentina. El resultado de esa investigación no estaba muy de parte del pasado de los Zorreguieta.
Concluyó que era “impensable” que el exministro de Agricultura no estuviera al tanto de las violaciones de derechos humanos, pero que era “poco probable” que él, personalmente, hubiera estado involucrado en esos abusos.
Aunque siempre negó tener conocimiento de los asesinatos bajo la dictadura de Videla, la única forma de que Máxima y Guillermo Alejandro lograran el respaldo parlamentario para casarse fue que el progenitor de la joven no asistiera a la boda, en 2002, ni tampoco a la ceremonia de su ascensión al trono, en 2013.
Los diputados estaban dispuestos a cooperar, siempre que alguien que fue ministro de una dictadura sangrienta no se volviera a convertir en una figura pública asistiendo a ceremonias reales. Muy difícil se lo tendría que poner Amalia para que rechacen a su futura pareja.
Más cerca de responsabilidades y salarios
El hecho de que Amalia se acerque ya a los 18 años, supone también que alcanzará la edad por la que la Constitución estipula que puede suceder a su padre como reina. En el trágico caso de que el monarca falleciera antes de diciembre de 2021, Máxima será quien actúe como regente, aunque Amalia sea formalmente la monarca de Países Bajos.
Pero no todo son responsabilidades para Amalia. Cuando cumpla los 18 años, empezará a recibir el salario que le corresponde para pagar a sus secretarias, empleados, cubrir los gastos de sus tareas como princesa… e incluso un sueldo personal.
Son casi un millón y medio de euros al año, unos 4.000 euros cada día destinados a lo que se define como “personal y apoyo material”. Algo más de 250.000 euros será lo que obtenga como sueldo. Esto está definido ya por el Estatuto Financiero de la Casa Real.
Esta cantidad les parece desorbitada a muchos parlamentarios. Los socialdemócratas (PvdA), la ultraderecha (PVV), los socialistas (SP), los progresistas (D66) y la izquierda verde (GroenLinks) exigen reducir ese monto.
De momento permanecerá así, aunque el primer ministro Mark Rutte ha prometido a la Cámara que estudiará si el rey realmente necesitará todo ese dinero, o se le puede bajar el salario.
Hay otro debate sobre la mesa, y es la mayoría de edad para la realeza. Cuando se acercaba el 18 cumpleaños de Guillermo Alejandro, en los ochenta, ya hubo un debate similar. Muchos diputados pidieron elevar ese mínimo de edad de 18 a 21 años para que el príncipe o la princesa que herede el trono no empiece a recibir sus beneficios desde tan joven.
“Me da igual si es un mocoso de 18 años o de 21 el que reciba tanto dinero. Me opongo al hecho de que los miembros de la Casa Real reciban tanto dinero”, dijo la entonces diputada socialista Andrée van Es.
Fuente: vanitatis.elconfidencial.com