Gracias a un elenco destacado y el apoyo del público, El Marginal 2 se ha convertido en uno de los sucesos televisivos del año. La precuela sobre la llegada de los hermanos Borges al penal de San Onofre sumó varios personajes interesantes como El Sapo, interpretado con maestría por Roly Serrano; “el Doc” Patricio, en la piel de Esteban Lamothe; y Pantera, el sanguinario y musculoso recluso encarnado por Nacho Sureda (29).
Con ya varias participaciones en televisión (Los Simuladores, Sos mi hombre, Farsantes y Los Ricos no piden permiso, entre otras), Sureda experimenta las primeras mieles del reconocimiento y la fama. “Ufff… es muy loco para mí. Le daba poca bola a las redes y me seguían 1.800 personas. Y de golpe, cuando salió el programa empezó a subir y subir y me explotó el Instagram”, reconoce con alegría en charla con Ciudad, habiendo superado los 40 mil fans.
-¿Cómo fue el momento en que te enteraste de que te habían convocado?
-El año pasado estaba medio para abajo porque no me venía saliendo laburo como actor y tomé la decisión de irme a probar suerte a México. A mitad de año empiezo a vender mis cosas y en octubre me llaman para el casting de El Marginal 2, y fui a hacerlo igual. Tuve un segundo casting, después un tercero y venía gustando. Tenía pasaje para principios de diciembre. Y dos días antes de viajar me llamó mi representante para decirme que me querían para un cuarto casting. Le dije que no podía, porque ya no iba a estar en el país, pero que si me querían, me volvía. Arranqué para allá y, a los 15 días, cuando estaba mirando el atardecer en Isla Mujeres, prendo el wifi del celular y tenía dos mensajes: Pablo Culell (productor ejecutivo de Underground) y mi representante. Dije ‘¡¿qué pasa acá?!’. Y me habían elegido para hacer a la mano derecha de Roly Serrano. Fue un momento de mucha emoción, estaba con mi novia de aquel entonces y lo compartí con ella. Lagrimeé un poco y dije ‘tengo que pegar la vuelta para jugar en Primera’. Me quedé 15 días más de vacaciones y para enero ya estaba acá.
-¿Qué otros trabajos hiciste para vivir?
-Laburé de todo en mi vida: fui profesor de teatro, relacionista público en boliches, vendedor de ropa en shoppings, promotor… De todo. Como actor uno no puede tener laburo fijo, porque te llaman para trabajar y uno no puede decir ‘che, dejo dos meses que tengo que ir a grabar y vuelvo’. Entonces le vas buscando la vuelta, saltando de acá para allá para cuando llega la propuesta como actor, que es mi prioridad. Es un poco difícil, pero ya son varios años en este viaje, así que ya estoy acostumbrado a los altibajos.
"Los hombres y las mujeres son zafados por igual. No me chocan, ni los tomo mal, ni me parecen desubicados. Me río, está lejos de afectarme, me divierto mucho con los mensajes".
-¿Trabajaste mucho en la noche?
-Arranqué de públicas a los 18 años en un boliche de Escobar, donde vivo y estuve unos cinco años. Después, un par de veranos que no tenía un mango me fui a la costa a laburar. Odiaba quedarme acá, me gusta el mar. Y allá me daban casa, comida, estaba en el boliche y encima me llevaba un manguito. Fueron dos o tres años porque era muy desgastante, eran dos meses de joda todas las noches y volvía acá y me llevaba un mes recuperarme.
-¿Y qué fue lo que más te marcó de El Marginal?
-La oportunidad gigante que me dieron en Underground, porque es algo con lo que vengo soñando desde chico. En algún lugar sabía que iba a suceder, pero nunca sabés cuándo. Y de golpe me encontré con este personaje hermoso y es una responsabilidad muy grande, porque de repente estás al lado de figuras como Roly Serrano y Claudio Rissi, tipos que la mueven, y uno tiene que jugar a la par de ellos. Eso me marcó bastante.
-¿Cómo fue la relación con el resto del elenco?
-Fue un placer laburar ahí. Mis amigos me preguntaban: ‘Che, ¿qué onda la gente? ¿Son copados, son buena onda?’. Y yo les decía que es como cuando te juntás con amigos a jugar al fútbol y después te quedás ‘morfando’ algo, es lo mismo. Todo el mundo está ahí haciendo lo que más le gusta hacer y eso se nota en el ambiente.
-¿Cómo estás viviendo el reconocimiento en la calle?
-Es algo nuevo para mí, está bueno, es divertido. Ahora con Pantera tuve más exposición y me piden fotos. Uno labura para el público y está bueno que te lo reconozcan.
-En la serie estás siempre medio desnudo. ¿Te gusta? ¿Te incomoda?
-Es una parte muy mía la de mostrar el lomo, por algo lo trabajo hace años. En Sos mi hombre me tocó hacer de boxeador y estaba en cueros también, pero acá fue diferente porque estoy en toda la serie sin remera. Sólo hice una escena en chomba en la fiesta de 15 de la hija del Sapo, y todos me gastaban ‘¡eh, ese no es el Pantera!’. Me gusta y laburo mucho para estar bien físicamente, así que me sirvió para el personaje y me hago cargo de lo que genera Pantera.
"Estoy soltero, pero no es tanto lo mío tanto lo de conocer por las redes. Tuve una época en la que andaba desquiciado, encaraba mucho en el subte y en el bondi. Era muy encarador, salía como un toro".
-¿Siempre fuiste un poco exhibicionista?
-Desde chico, tengo fotos que mi vieja encuentra y me las da. Siempre en bolas andaba y, ahora de grande, en casa estoy en bolas todo el tiempo.
-¿En ropa interior?
-En bolas, como Dios me trajo al mundo.
-¿Y los vecinos?
-No sé, qué se yo, si quieren mirar, que miren. Pero no se ve mucho porque vivo en un segundo piso. Bah, a una cuadra tengo una plaza y alguna que otra vez me han gritado algo desde abajo. Porque el tipo sale a tomar mate al balcón en bolas y bueno, ja, ja, ja...
-¿Estás soltero?
-Si, estoy soltero. La estoy llevando bien, necesitaba estar solo y ponerle mucha energía a mi carrera y la libido la tengo puesta ahí. Y una relación demanda tiempo y energía, y no la tengo.
-¿Te llegan muchos mensaje por las redes sociales? Me imagino lo que debe ser ese chat de Instagram...
-Me llegan mil y trato de ir respondiendo, pero no llego porque es un laburo. Muchas chicas y chicos también elogiando mis atributos y mi belleza, como dicen. Pero mucha gente también felicitándome por el personaje. Los piropos están buenos, pero me llena más que les guste mi laburo actoral.
-¿Cuál fue la propuesta más zafada que te mandaron?
-Y, ¿en qué horario estamos? ¿Estamos en horario de protección al menor? ¿Es válido? Ja, ja, ja. Hay de todo, chicas con propuestas del estilo ‘¿cuándo nos vemos?’ o ‘nos casamos’, un poco platónico, y después cosas más concretas y puntuales como ‘¿te puedo chupar la p…?’. Y te quedás como… esos ni los contesto, pero son fuertes. Hasta ofrecen dinero, ja, ja, ja.
"Recuerdo una vez en el subte que una chica me entra a mirar y dije '¡estoy durmiendo! ¿Me mira y no voy a hacer nada?'. Seguí dos estaciones más, pero saqué el número y, al otro día, se tomó el bondi y se vino para mi casa en Escobar. Se la jugó… y después nunca más la vi, ja ja ja".
-¿Y ofrecen buena plata?
-No hablamos de números, ja, ja, ja. Prefiero no entrar en ésa, tantos años que me costó laburar de esto, ahora no voy a bajar los brazos.
-¿Quiénes son más jugados: los hombres o las mujeres?
-Los dos por igual. No me choca ni lo tomo mal, ni me parece desubicado. Me río, está lejos de afectarme, me divierto mucho con los mensajes.
-¿Y no viste algún perfil que dijiste ‘bueno, vamos a tomar algo’?
-Sabés que la mía no es tanto de conocer por las redes, prefiero que se de en la vida, en el laburo. Tuve una época en la que encaraba mucho en el subte y en el bondi.
-¿Eras muy encarador?
-A fondo, salía como un toro. Pero ya no, estoy más relajado, me gusta mucho que la mina encare también.
-¿Recordás alguna anécdota?
-Ufff… Ésa ya no la hago más hace unos cuantos años, pero en una época andaba desquiciado. Yo vivo en Escobar y era venir a la ciudad y olvidate, había unos bombones en todos lados. El tipo sacaba el galán de la actuación y encaraba. He concretado encuentros con chicas que conocí en el subte, recuerdo una de hace 10 años en el subte. Una chica que me llamó mucho la atención, la venía mirando y me entra a mirar y dije ‘loco, acá hay que encarar, ¡estoy durmiendo! ¿Me mira y no voy a hacer nada?’. Me tenía que bajar, pero seguí dos estaciones más, encaré, saqué número y al otro día se tomó el bondi y se vino para Escobar. Sí, se la jugó… y después nunca más la vi, ja, ja, ja.
Fotos: Musepic
Videos y edición: Leandro Bevilacqua
Producción:
Maquilló: Belén Díaz para
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Agradecimientos: Diego Restivo