Fueron ocho años de relación, de seguir a su novio por el mundo e instalar su hogar en Nápoles, París y hasta Qinhuangdao, China. Hasta que un día, Yanina Screpante dijo "basta", rompió con Ezequiel "Pocho" Lavezzi y volvió a Buenos Aires.
Para julio de 2018, la modelo y diseñadora de interiores ya estaba separada del futbolista; una ruptura que en un principio se dio en términos amigables, pero que con el tiempo fue sumando tensiones entre los dos, ya que ella reclama una compensación económica por todos esos años a su lado (puntualmente, que le ceda el penthouse donde vive en Vicente López).
En una charla íntima con la revista ¡Hola!, Screpante contó cuál fue el punto de quiebre entre los dos: los celos de él durante unas vacaciones en Ibiza, en junio del año pasado. "Después de una discusión fuerte que tuvimos, donde me acusó de cosas injustas y demostró celos sin fundamentos, decidí no volver con él a China", reveló.
"Quería dejar pasar un poco de agua bajo el puente porque se había vuelto todo muy demente. Estábamos en diferentes sintonías: él, más para la diversión; yo, para formalizar. No pretendía dar un paso más en ese momento, pero sí que él se pusiera más las pilas con la relación, que todo fuese más estable", dijo.
"Después de una discusión fuerte que tuvimos, donde me acusó de cosas injustas y demostró celos sin fundamentos, decidí no volver con él a China".
"Yo esperaba que él, algún día, me prestara un poco más de atención. Cuando estábamos en Argentina se la pasaba armando planes con sus amigos y su discurso era que como estábamos todo el resto del año juntos, estando acá quería pasar tiempo con sus íntimos", contó.
"Yo esperaba que él, algún día, me prestara un poco más de atención. Cuando estábamos en Argentina se la pasaba armando planes con sus amigos y su discurso era que como estábamos todo el resto del año juntos, estando acá quería pasar tiempo con sus íntimos".
Y cerró: "Pero era muy vivo, quería que yo lo acompañara solo en la otra punta del mundo, donde no había nadie. Yo sé que éramos los dos muy pasionales, con carácter y ninguno daba el brazo a torcer, pero en Ibiza fue el quiebre para mí".