Luego de mucha anticipación, Netflix estrenó los ocho capítulos de Apache: la vida de Carlos Tevez. La serie cuenta la cinematográfica historia del futbolista argentino: desde su carenciada infancia en Fuerte Apache, rodeado de pandillas y violencia, hasta su debut en Boca Juniors.
Vanesa González (32) interpreta a Adriana, la madre adoptiva de Carlitos y habló con Ciudad del proyecto: su encuentro con la mujer que crió a Tevez, la experiencia de filmar cinco meses en el Barrio Ejército de los Andes y mucho más.
-¿Qué nos podés contar de Apache?
-Mi personaje es Adriana, la mamá adoptiva de Carlos. Es una mujer fuerte, de naturaleza maternal. Es francamente eso, una madraza. Tuve la oportunidad de poder conocerla, conversar con ella, compartir una tarde, observarla y hacerle unas preguntas que me fueron de utilidad, pero siempre confío bastante en poner el cuerpo. Tener la oportunidad de trabajar en el escenario donde ocurrieron los hechos reales, en Fuerte Apache, eso hace que de repente te pares en un lugar y hay algo que empieza a suceder. Es inevitable.
"En un principio tenia miedo, me sentía tonta por sentirme así y no quería tener ese prejuicio. Siento que hay algo que pude soltar conviviendo en Fuerte Apache. Es un lugar donde hay una cosa muy humana en el que el individualismo es imposible".
-¿Qué impresión de ella quedó impregnada en vos?
-Es una mujer que está adelante de lo que va a suceder. Está muy atenta a lo que le pasa al otro. Es una mujer muy activa físicamente, siempre está haciendo algo en la casa, ya sea levantando la mesa, barriendo o cebando un mate que se va a tomar aquella persona que ella ya sabe que quiere tomarse uno. Hay algo de esto de la naturaleza de madre con todos sus vínculos, no solo con sus hijos. Está ahí como amparando y protegiendo a todos. Eso hace que sea muy femenina, también tiene una parte masculina muy sólida y muy fuerte para educar a sus hijos. Para concentrarlos y que no se dispersen. Fuerte Apache es un lugar donde todo sucede a la vez, es muy hostil, intenso con la peligrosidad. Todo está a la vista y educar chicos ahí es muy complejo, demanda mucho tiempo y mucha energía. Es muy difícil que no se dispersen en un lugar así. Es un personaje de características fuertes y traté de pensar en eso y de poner el cuerpo.
-¿Ella vio el material y te hizo una devolución?
-No sé nada, la verdad. Yo no vi el material, ja ja ja. Todavía no vi nada y no sé si ella habrá visto algo.
-¿No lo viste por una decisión personal?
-Siempre prefiero no ver hasta determinado momento. Tampoco se dio y no generé la situación de verlo. Pero bueno, no sé qué le habrá parecido, obviamente me da curiosidad y nervios.
-¿Y cómo fue filmar en Fuerte Apache?
-En un principio tenía miedo, me sentía tonta por sentirme así y creo que es parte de todos. No quería tener ni ese prejuicio ni esa idea del lugar y siento que hay algo mío que pude soltar y crecer un poco trabajando y conviviendo en Fuerte Apache esos cuatro meses y medio. Es un lugar donde hay un nivel de amor, como una cosa muy humana de estar con el otro. Hablo de mi mundo y de esta cosa del individualismo que se genera, y ahí es imposible. Es imposible porque es una comunidad, hay una situación atrás de otra situación. Siempre está pasando algo, desde los amores, hasta lo que no está tan bueno y es peligroso, los niños, la chica que espera un bebé, la música… Hay música todo el día desde la mañana hasta la noche, a cualquier hora.
-¿Te sorprendió?
-Hay un código que es que cada uno en su casa puede hacer lo que quiere como escuchar música al volumen que quiera. No se pide el favor de que la bajen. Hay una musicalidad constante y nosotros fuimos parte de eso también, y fue una experiencia de convivencia absoluta. Ellos han sido muy compañeros con la serie, seguramente por el amor que le tienen a Carlos y también porque esta serie habla de ellos y de su barrio. Fue una experiencia hermosa, la recuerdo con amor y los extraño.
"Lo que más me quedó de filmar en Fuerte Apache es sentir cierto grado de amparo en un lugar donde nunca imaginé que iba a sentir. Estar ahí y compartir la convivencia fue fuerte de verdad y me marcó".
-¿Qué te llevas de trabajar ahí?
-Lo que más marcado me quedó es sentir cierto grado de amparo en un lugar donde nunca imaginé que iba a sentir. No me lo esperaba, y de repente me sentía que era parte de un lugar. No me suele pasar y en Fuerte Apache lo sentí. Estar ahí y compartir la convivencia, fue fuerte de verdad y algo que me marcó. Percibir lo que le pasa al otro, es inevitable, estás ahí muy junto al otro que supera a toda la cotidianidad de cualquiera de nosotros. Ellos nunca pararon además, ni tampoco se cerraron las calles ni nada, convivimos con ellos e hicimos la serie acompañando la vida de ellos en el Fuerte. Más manera de ser parte de un lugar creo que no hay.
-¿Amparo de la gente del barrio o del equipo de filmación?
-De la gente de Fuerte Apache, sentir su compañía. El ser vecino. En vez de ir a trabajar a un estudio, llegábamos al barrio y terminábamos siendo parte de ese lugar. Hubo gente a la que nos cruzábamos todos los días y hay familiares de Carlos que todavía viven ahí. Entonces, por ejemplo, estaba grabando una escena y te cruzabas de casualidad a una persona que tenía un personaje en la serie y te saludaba en medio de la filmación: ‘Hola, ¿qué hacés? ¿cómo estás?’. Fue una súper experiencia.
Cámara y edición de videos: Leandro Bevilacqua
Carlos Tevez junto a sus padres del corazón, Adriana y Segundo.