"El momento del horror en que sabés que te vas a morir es tremendo, porque te dan más ganas de vivir que nunca"
Mirtha Busnelli, revista Pronto.
Hay algo vívido en las palabras de la talentosa actriz y que hace imposible desentenderse. Sentirnos, quizá, tocados con alguna experiencia que nos haya cercado; empatizar o, incluso y simplemente, despertar admiración.
"Me dijeron que no había nada que hacer. Hasta que de pronto hubo y, por ahora, estoy libre de la enfermedad. En los exámenes sale que el cáncer desapareció. Se fue pero puede volver".
Mirta Busnelli protagoniza la portada de Pronto y, como nunca, pone en primera persona el trance que vivió (y que de algún modo aún vive) enfrentando un agresivo cáncer de útero. "Hoy estoy bien, pero la pasé mal. Me dijeron que no había nada que hacer. Hasta que de pronto hubo y, por ahora, estoy libre de la enfermedad. En los exámenes sale que el cáncer desapareció. Se fue pero puede volver", relata con firmeza en la entrevista concedida al periodista Nicolás Peralta, reconociendo la crueldad de la enfermedad.
"Hoy es el momento en que sos más joven y bello que nunca, porque lo que viene de ahora en adelante es... qué se yo".
Sobre su sostén para lidiar con estos últimos tres años de tanta incertidumbre, ella no titubea: "Tengo hermanas que son macanudas... pero me di cuenta de que más que macanudas, son de fierro. Se portaron impresionante conmigo". Y con sabiduría explaya: "Estamos metidos en este viaje que desconocemos y que tratamos de comprender. El momento del horror en que sabés que te vas a morir es tremendo, porque te dan más ganas de vivir que nunca. Hoy es el momento en que sos más joven y bello que nunca, porque lo que viene de ahora en adelante es... Qué se yo; y ahora que soy grande puedo disfrutar de la belleza más que antes".
"No pienso en que puede volver el cáncer. Y si volviera creo que ya no habría nada que hacer. No porque yo no quiera, sino porque no se podría. Ya está".
Y aunque rechaza que la enfermedad haya llegado para "enseñarle" algo, sí reconoce que desde que recibió el último alta aprendió a valorar más la vida: "Cuando me habían prohibido tomar agua, una cucharadita para mí eran las cataratas del Iguazú. Una tarde, cuando estaba internada, pensé en un daikiri. Era la panacea. Pero después lo tenés y no te la pasas diciendo 'qué suerte, qué suerte'. Pasa a ser parte de la vida".
En cuanto al futuro y a su salud, Mirta es clara... y también dura: "No pienso en que puede volver el cáncer. Y si volviera creo que ya no habría nada que hacer. No porque yo no quiera, sino porque no se podría. Ya está". Y se anima a interpelar a su entrevistador, brindándole un magistral cierre de nota: "Igual no me mires así, tranquilizate que no lo vivo con mambos (...) Sigo estando acá, de este lado. Y mis miedos son los mismos que antes. Hice mucho humor con mi enfermedad, sobre todo con mis hermanas: 'No me trates para el orto poque cuando yo no esté te vas a acordar de este momento'".