Muchos lo recuerdan como Charles Ingalls, el padre de la famosa serie que relataba los avatares de los pioneros en el Oeste de los Estados Unidos en el siglo XIX desde el punto de vista de un grupo familiar: La familia Ingalls.
Y, algo anterior a este boom televisivo, algunos memoriosos no se olvidan de Joe Cartwright, del western Bonanza. Pero pocos saben que detrás del gesto bonachón del Michael Landon había un hombre que mucho supo del dolor y del sufrimiento, con los que lidió desde su infancia.
Eugene Maurice Orowitz, tal era su verdadero nombre, nació en 1936 en Nueva York, hijo de una madre católica y un padre judío. Por este motivo, años después revelaría que fue víctima de hostigamiento antisemita por sus compañeros de colegio. Pero los problemas no se concentraban en la escuela, sino también puertas adentro de su casa, con su madre, que padecía trastornos psiquiátricos y tendencias suicidas.
Así creció Landon, que a los 16 se accidentó corriendo en una carrera de motos que lo dejó casi desfigurado y lo obligó a atravesar varias cirugías para recuperar sus facciones.
Apenas recuperado, el joven prácticamente huyó de su hogar casándose con Dodie Levy Fraser, una mujer ocho años mayor con quien adoptó tres hijos: Mark, Josh y Jason. Sin embargo, este matrimonio no funcionó.
Por esos años empezó a despuntar su veta de actor, que explotaba en avisos publicitarios y papeles secundarios en films de bajo presupuesto. Hasta que en 1959 su suerte cambió: entró a Bonanza y en sus 14 años al aire logró la fama internacional que tanto deseaba.
En esa época de bienestar económico, el artista volvió a pasar por el Registro Civil; esta vez con Marjorie Lynn Noe, con quien tuvo cuatro hijos: Leslie, Michael, Shawna y Christopher. Asimismo, empezaron sus adicciones al alcohol y a los tranquilizantes.
Un año antes de comenzar con La familia Ingalls, la serie que él mismo produjo, escribió, dirigió y protagonizó, el actor debió afrontar otro duro golpe. La hija de su esposa, Charly Pontrelli, sufrió un accidente que le llevó dos años de recuperación, luego del cual se hizo adicta a los barbitúricos.
Esta difícil experiencia familiar lo llevó a crear Camino al Cielo, una serie que estrenó en 1984 en la que interpretaba a un ángel que bajaba a la Tierra para ayudar a personas desesperadas.
El programa fue un éxito, pero tuvo consecuencias en su entorno íntimo dado que, aparentemente, el haberse inspirado en el drama de su familia hizo estallar su matrimonio.
Finalmente, Michael Landon rehízo su vida con una joven maquilladora, Cindy Clerico, con quien tuvo a sus hijos Jennifer y Sean. Junto a ellos vivió en Los Ángeles, California, hasta que el 5 de abril de 1991 recibió la peor noticia: padecía cáncer de páncreas, con metástasis en el hígado y los ganglios linfáticos.
Apenas tres meses después, el 1 de julio de 1991, murió a los 54 años.