La actriz estadounidense Sigourney Weaver (69), todo un icono de la ciencia ficción, defendió hoy este género en la Fiesta del Cine de Roma como una "muy interesante área de pensamiento" en la que no sólo importan los efectos especiales.
La actriz fue, para varias generaciones, el rostro de la teniente Ripley en cuatro entregas de la saga Alien, iniciada en 1979 por Ridley Scott, pero también de la primera de Los Cazafantasmas (1984) y una investigadora del lejano mundo de Avatar (2009).
En un encuentro con el público en el certamen romano, defendió el poder "reflexivo" de las historias de fantasía y mostró su malestar por la supuesta superficialidad con la que los críticos abordan generalmente este tipo de películas.
"Hablan siempre sobre efectos especiales, cuando de hecho a menudo estas películas tratan de algo más que efectos especiales", reivindicó la actriz.
En este sentido consideró la ciencia ficción como un género "muy sofisticado" que alienta a los jóvenes espectadores con "grandes preguntas" de la existencia como "adónde nos dirigimos como planeta o especie".
La actriz de "Gorillas en la niebla (1988) o Un monstruo viene a verme (2016) hizo memoria sobre sus orígenes en el teatro y aseguró que nunca pensó en hacer papeles fantásticos: "Al inicio de mi carrera solo quería interpretar obras de Shakespeare", afirmó.
Confesó además los ánimos dispares que recibió de sus padres a la hora de entrar en el mundo del cine.
Su padre Sylvester Weaver, ejecutivo de televisión, hizo que se enamorara del arte escénico, ya que volvía cada día a casa feliz por su trabajo, mientras que su madre, la actriz Elizabeth Inglis, la desanimó: "En Hollywood todos querrán llevarte a la cama", le dijo.
Weaver habló también del movimiento feminista Mee Too, surgido tras las denuncias de agresión sexual de decenas de mujeres del mundo del cine contra el poderoso productor Harvey Weinstein.
"Ya era hora de que las cosas cambiaran. Es un paso fundamental, vital, en la lucha por la igualdad en el empleo. Mujeres valientes han dado un paso adelante y han originado una revolución", aplaudió.
Aseguró además que "la industria de los trabajadores del cine querían que las cosas cambiaran, creo que todos hayan respirado aliviados" con las reivindicaciones de las mujeres.
Sigourney Weaver reconoció que en su carrera faltan grandes papeles de mujer romántica, con "la excepción" de El año en que vivimos en peligro (1982) junto a Mel Gibson.
"Cada vez que entro en un despacho los productores se sientan porque soy muy alta", afirmó la actriz, que mide más de 1,80 metros, y consideró que para desempeñar esos papeles hay que ser "pequeña, rubia y de ojos azules".
En cuanto a cine italiano, la actriz estadounidense desveló que el director italiano Luca Guadagnino, responsable de Llámame por tu nombre, le propuso dos papeles que nunca llegó a realizar.
Fuente: EFE.