En 2019, poco antes de enterarse de la muerte de Luke Perry, su compañero de elenco en la serie Beverly Hills 90210, Shannen Doherty recibió la peor noticia: el cáncer que había sufrido por primera vez en 2015 y entrado en remisión en 2017 había regresado.
Esta vez, de una manera mucho más agresiva contra su cuerpo, ya que ahora cursa la etapa 4, considerada terminal. Así lo reveló el martes en el programa Good Morning America, donde entre lágrimas decidió compartir el duro presente que le toca atravesar junto a su familia y sus seres queridos.
"Estoy aterrada. Sufro por mi esposo y por mi madre", dijo la actriz, que está casada con el productor Kurt Iswarienko.
Y agregó, en referencia a su primer diagnóstico, cinco años atrás: "Hubo tantos días en los que no quise levantarme y tirar la toalla antes, pero por lo menos había una esperanza de seguir compartiendo tiempo con mi familia. Ahora solo me queda preocuparme por mi esposo y mi madre, quienes deben padecer conmigo este momento".
"Ahora sólo me queda preocuparme por mi esposo, y mi madre, quienes deben padecer conmigo este momento".
"Es una píldora amarga imposible de tragar de muchas maneras. Me pregunté muchas veces: '¿Por qué yo?', y después me digo: '¿Y por qué no yo?' ¿Quién se merece esto? Simplemente, nadie", siguió.
Doherty contó lo que sintió al enterarse de la repentina muerte de Perry: "¿Por qué no fui yo? Fue tan raro para mí tener ese diagnóstico y que alguien que parecía saludable partiera primero".
Luego de recibir el diagnóstico de la metástasis, Shannen siguió trabajando y participó en una reboot de la serie con la que se hizo famosa en los años noventa, sin comentar nada de su estado de salud al resto del elenco o producción.
Según comentó, el único que siempre supo que el cáncer había regresado fue su amigo Brian Austin Green.