Sebastián Estevanez podría agregar la palabra “sobreviviente” a su biografía, porque es de aquellas personas que, después de haber atravesado una situación límite, vivió para contarla.
Es que pocos saben que, en 1997, tiempo antes de consagrarse como galán de telenovela, el hijo de Enrique Estevanez sufrió un accidente de tránsito que lo dejó al borde de la muerte.
“Estuve 14 días en coma 4, con 5 por ciento de probabilidades de vida”, contó en Agarrate Catalina, donde ahondó en ese terrible momento por el que debió pasar internado 17 días en Uruguay y otros 17 en su país natal.
Sus recuerdos de esas horas difusas todavía perduran: “Sentía que me iba, pero no quería. Hacía fuerza, era como que me quería quedar, quería seguir viviendo. Me quería quedar con mi familia”.
“Tengo el recuerdo de que peleaba minuto a minuto por no morirme, se ve que hablaba con Dios, no sé”, agregó.
“Sentía que me iba, pero no quería. Hacía fuerza, era como que me quería quedar, quería seguir viviendo. Me quería quedar con mi familia”.
Luego, comentó que la suerte estuvo de su lado una vez más cuando su papá tomó una importante decisión al surgir un problema impensado: los virus intrahospitalarios.
“El médico habló con mi viejo y le dijo ´hay tres antibióticos pero sólo le podemos dar uno y tenemos que acertar sí o sí. Acá se juega la vida Sebastián”.
Superar esa dura prueba lo cambió para siempre. “Sentí que al tocar fondo y volver, me dieron la posibilidad hacer las cosas de la mejor manera. No me puse religioso, pero sí me propuse hacer bien las cosas” aseguró.
“No tengo dudas de que el accidente me mejoró, me cambió totalmente y en todos los sentidos".
Claro que el accidente también tuvo consecuencias físicas, que afortunadamente sanaron en su debido tiempo.
“Me pusieron una férula en las dos piernas y durante seis meses caminaba que parecía Robocop. No me paraban los taxis, un desastre”, cerró, entre risas.